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democracias pasan a los sistemas políticos de la misma especie con más
frecuencia que no a los sistemas opuestos. Y así, las democracias y las
oligarquías legales se hacen oligarquías y democracias violentas, y
viceversa.
Capítulo VI
De las causas de las revoluciones en las aristocracias
En las aristocracias la revolución puede proceder, en primer lugar,
de que las funciones públicas son patrimonio de una minoría demasiado
reducida. Ya hemos visto que esto mismo era un motivo de trastorno en las
oligarquías; porque la aristocracia es una especie de oligarquía; pues en
una como en otra el poder pertenece a las minorías, si bien éstas tienen
en uno y otro caso caracteres diferentes. Por esta razón, a veces se
considera la aristocracia como una oligarquía. El género de revolución de
que hablamos se produce necesariamente sobre todo en tres casos. El
primero, cuando está excluida del gobierno una masa de ciudadanos, los
cuales, en su altivez, se consideran iguales en mérito a todos los que le
rodean; como, por ejemplo, los que en Esparta se llamaban partenios, y
cuyos padres no valían menos que los demás espartanos. Como se descubriera
una conspiración entre ellos, el gobierno les envió a fundar una colonia
en Tarento. En segundo lugar, ocurre la revolución cuando hombres
eminentes y que a nadie ceden en mérito se ven ultrajados por gentes
colocadas por cima de ellos: esto sucedió con Lisandro, a quien ofendieron
los reyes de Lacedemonia. Por último, cuando se excluye de todos los
cargos a un hombre de corazón como Cinadón, que intentó tan atrevida
empresa contra los espartanos bajo el reinado de Agesilao.
La revolución, en las aristocracias, nace igualmente de la miseria
extrema de los unos y de la opulencia excesiva de los otros; y estas son
consecuencias bastante frecuentes de la guerra. Tal fue la situación de
Esparta durante las guerras de Mesenia, como lo atestigua el poema de
Tirteo, llamado la Eunomía; algunos ciudadanos, arruinados por la guerra,