La casa del ídolo de Astarté (Agatha Christie) Libros Clásicos

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Supongo que pueden explicarse por algún tipo de hipnotismo. La muchacha se convirtió realmente en una sacerdotisa de Astarté y supongo que, de una manera u otra, debió apuñalarlo. Tal vez le arrojara la daga que miss Mannering vió en su mano.
-O pudo ser una jabalina -sugirió Rayrnond West-. Al fin y al cabo, la luz de la luna no es muy fuerte. Podía llevar una especie de lanza en la mano y cIavársela a distancia. Y luego entra en juego el hipnotismo colectivo. Quiero decir que todos ustedes estaban preparados para verle caer víctima de un poder sobrenatural y eso vieron.
-He visto realizar cosas maravillosas con lanzas y cuchillos en los escenarios -afirmó sir Henry-. Creo que es posible que un hombre estuviera oculto en el cinturón de árboles y desde allí arrojara un cuchillo o una daga con suficiente puntería, suponiendo, desde luego, que fuese un profesional. Admito que es una idea un tanto descabellada, pero me parece la única teoría realmente aceptable. Recuerden que el otro hombre tuvo la impresión de que alguien le observaba desde los árboles. Y en cuanto a que miss Mannering dijera que miss Ashley tenía una daga en la mano que ninguno de los otros vio, eso no me sorprende. Si tuvieran mi experiencia sabrían que la impresión de cinco personas acerca de la misma cosa difiere tan ampliamente que resulta casi increíble.
Mr. Petherick carraspeo
-Pero en todas esas teorías parece que hemos pasado por alto un factor esencial -declaró-. ¿Qué fue del arma? Difícilmente hubiera podido librarse miss Ashley de una jabalina, estando como estaba de pie en medio de un espacio abierto. Y si un asesino oculto hubiera arrojado una daga, ésta debería seguir aún en la herida cuando dieron la vuelta al cadáver. Creo que debemos descartar todas esas teorías absurdas y ceñirnos a los hechos concretos.
-¿Y adónde nos conducen?
-Bien, una cosa parece clara. Nadie estaba cerca del hombre cuando cayó al suelo, de modo que tuvo que ser él mismo quien se apuñalase. En resumen, un suicidio.
-¿Pero por qué diablos iba a querer suicidarse? -preguntó Raymond West con tono de incredulidad. El abogado carraspeó de nuevo.
-Oh, eso nos llevaría a formular una vez más una question teórica -dijo-. Y de momento no me interesan las teorías. A mí me parece, excluyendo lo sobrenatural, en lo que no creo ni por un momento, que ésa es la única manera en que pudieron ocurrir las cosas: se mató él y, al caer, alargó los brazos extrayendo la daga de la herida y arrojándola lejos entre los árboles.

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