Página 26 de 93
mas no dudes de mi amor.
¡Ah, querida Ofelia! Los versos se me dan mal. No tengo arte para medir mis
lamentos. Pero que te amo más que a nadie, mucho más, créelo. Adiós.
Tuyo siempre, queridísima amada
mientras mi cuerpo sea mío,
Hamlet."
Esto me lo ha mostrado mi obediente hija
y, además, a mi oído ha confiado
todos sus galanteos, tal como sucedieron
en tiempo, modo y lugar.
REY
Y ella, ¿cómo le ha respondido?
POLONIO
¿Qué opináis de mí?
REY
Que sois hombre leal y de bien.
POLONIO
Procuro serlo. ¿Qué habríais pensado
si, cuando vi en acción su amor ardiente
(pues yo me percaté, tenedlo en cuenta,
antes que mi hija me avisara); qué habríais pensado
vos o mi querida Majestad, la reina,
si yo hubiera sido el cuaderno de sus notas,
o me hubiera hecho el distraído,
o no hubiera dado importancia a estos amores?
¿Qué habríais pensado? No, yo no perdí el tiempo
y le hablé a mi jovencita de este modo:
"El Príncipe Hamlet no es de tu esfera;
esto se acabó." Entonces le ordené
que si él venía a verla se encerrara,
no admitiera sus mensajes, ni recibiera prendas.
Lo hizo, y mi consejo le dio fruto,
pues, para abreviar, al verse por ella rechazado,
le entró melancolía, después inapetencia,
después insomnio, después debilidad,
después mareos y, siguiendo este declive,
la locura que le hace delirar
y que todos lamentamos.
REY
¿Tú crees que es eso?
REINA
Tal vez. Es Posible.
POLONIO
Decidme, ¿ha ocurrido alguna vez
que yo haya dicho con certeza "Es tal cosa"
y me haya equivocado?
REY
Que yo sepa, no.
POLONIO [señalando su cabeza y sus hombros]
Separad ésta de aquí si me equivoco.
Habiendo indicios que me guíen,
daré con la verdad, aunque se oculte
en el centro de la tierra.