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Se sienta la tertulia en corro, y la persona que tiene el papel de la señora se coloca casi en el centro sentada en un taburete; los demás jugadores están igualmente sentados, menos uno que se pone en pie haciendo de doncella. La señora da a cada cual el nombre de un objeto del tocador, como el de pomada, carmÃn, peine, palillo, brocha, agua de Colonia, etc. -, y si hay muchas personas, se distribuyen también los nombres de vestidos. Dada la respectiva calificación, la señora hace que la repitan a fin de cerciorarse de que cada uno sabe bien su dictado; advirtiendo que a la tercera vez en que cada cual no responda pagará prenda. La doncella. empieza el juego diciendo : ¿Qué quiere la señora? La señora pide entonces uno de los objetos de su tocador hablando con mucha velocidad : supongamos que pide el peine; el que tiene este nombre se levanta prontamente, y corre diciendo : ¿Qué pide la señora? Cuando ha dejado su asiento le toma la doncella, y el que le ha dejado no puede volver a ocuparlo, hasta que la señora haya quitado el asiento a otro jugador llamándole con el nombre que se le ha dado : muchas veces la señora dirige la vista al lado opuesto de donde está el objeto que va a nombrar, y lo llama de pronto cuando éste la juzga ocupada en otra parte, y cuya seguridad le cuesta una prenda. Es muy esencial que la señora se maneje con mucha viveza, porque si no, decaerÃa pronto este juego. Tiene, sin embargo, un medio seguro de reanimarle, porque después de haber llamado en particular a cada jugador, pide un tocador completo, a cuya voz todos los jugadores tienen que levantarse y cambiar de asiento; habiendo uno menos de estos necesariamente quedará en pie alguno Y pagará prenda. Si por evitar este pago hubiese quien no se mudase, de asiento, la señora que lo observa todo denuncia su malicia, y continúa el juego hasta que canse.