Página 48 de 55
MACBETH
¡No me traigáis más noticias! ¡Que huyan todos!
Mientras el bosque de Birnam no venga a Dunsinane,
no cederé al miedo. ¿Quién es el niño Malcolm?
¿No nació de mujer? Los espíritus que saben
todo humano acontecer me aseguraron:
«No temas, Macbeth. Nadie nacido de mujer
tendrá poder sobre ti.» Conque huid, falsos barones,
y mezclaos con esos epicúreos de ingleses:
ni la mente que me guía ni mi pecho
flaqueará en la duda o cejará por miedo.
Entra un CRIADO.
¡El diablo lo ponga negro, pálido imbécil!
¿De dónde sacaste esa cara de ganso?
CRIADO
Señor, hay diez mil...
MACBETH
¿Gansos, miserable?
CRIADO
Soldados, señor.
MACBETH
¡Aráñate la cara y colora ese miedo,
hígados blandos! ¿Qué soldados, bobo?
¡Muerte a tu alma! Esas mejillas de lino
mueven al espanto. ¿Qué soldados, cara de leche?
CRIADO
Con permiso, el ejército inglés.
MACBETH
¡Llévate esa cara!
[Sale el CRIADO.]
¡Seyton! - Se me encoge el alma
cuando veo... - ¡Eh, Seyton! - Este ataque
asentará mi suerte o me destronará.
He vivido bastante; la senda de mi vida
ha llegado al otoño, a la hoja amarilla,
y lo que debe acompañar a la vejez,
como honra, afecto, obediencia, amigos sin fin,
no puedo pretenderlo. En su lugar, maldiciones,
calladas, mas profundas; palabras insinceras
que mi pobre alma rehusaría, mas no se atreve. –
¿Seyton?
Entra SEYTON.
SEYTON
¿Qué deseáis, Majestad?
MACBETH
¿Qué más noticias?
SEYTON
Todas las que había se han confirmado.
MACBETH
Lucharé hasta que arranquen la carne de mis huesos.
Tráeme la anmadura.
SEYTON
Aún no hace falta.
MACBETH
Quiero ponérmela. Mandad
más jinetes, batid el territorio,
ahorcad al que hable de miedo. ¡La armadura! -
¿Cómo está la enferma, doctor?
MÉDICO
Más que una dolencia, señor,
la atormenta una lluvia de visiones
que la tiene sin dormir.
MACBETH
Pues cúrala. ¿No puedes
tratar un alma enferma, arrancar
de la memoria un dolor arraigado,
borrar una angustia grabada en la mente