Peter Pan (J.M. Barrie) Libros Clásicos

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En el Barranco, cuando la victoria todavía no estaba decidida, inclinándose a veces hacia un lado y a veces hacia el otro, gritó:
-Hoy soy indio. ¿Tú qué eres, Lelo?
Y Lelo contestó:
-Indio. ¿Tú qué eres, Avispado?
Y Avispado dijo:
-Indio. ¿Tú qué eres, Gemelo?
Y así sucesivamente, hasta que al final todos eran indios y, por supuesto, esto habría acabado con la pelea si no fuera porque los auténticos indios, fascinados por los métodos de Peter, aceptaron ser niños perdidos por esa vez y por ello todos se lanzaron al ataque de nuevo, con más fiereza que nunca.
El resultado extraordinario de esta aventura fue que... pero aún no hemos decidido si ésta es la aventura que vamos a contar. Quizás una mejor sería el ataque nocturno que los pieles rojas lanzaron sobre la casa subterránea, cuando varios de ellos se quedaron atascados en los árboles huecos y hubo que sacarlos como si fueran corchos. O podríamos contar cómo Peter le salvó la vida a Tigridia en la Laguna de las Sirenas y de esta forma la convirtió en su aliada.
O podríamos hablar de ese pastel que hicieron los piratas para que se lo comieran los chicos y perecieran y de cómo lo fueron colocando de lugar apropiado en lugar apropiado, pero Wendy siempre lo apartaba de las manos de los niños, de modo que acabó por perder su suculencia, se puso duro como un pedrusco, fue empleado como proyectil y Garfio tropezó con él en la oscuridad.
O pongamos que hablamos de los pájaros que eran amigos de Peter, especialmente del ave de Nunca Jamás que hizo su nido en un árbol que colgaba por encima de la laguna y de cómo el nido cayó al agua y el ave siguió sentada sobre los huevos y Peter dio órdenes para que no fuera molestada.

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