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-Está bien. Peter Pan ha hablado.
Siempre que decía «Peter Pan ha hablado», quería decir que ahora ellos se tenían que callar y ellos lo aceptaban humildemente con esa actitud, pero no eran ni mucho menos tan respetuosos con los demás chicos, a quienes consideraban unos bravos corrientes. Les decían: «¿Qué tal?» y cosas así y lo que fastidiaba a los chicos era que daba la impresión de que a Peter esto le parecía lo correcto.
En el fondo Wendy los compadecía un poco, pero era un ama de casa demasiado leal para escuchar quejas contra el padre.
-Papá sabe lo que más conviene -decía siempre, fuera cual fuera su propia opinión. Su propia opinión era que los pieles rojas no deberían llamarla squaw 1.
1. Así llaman los pieles rojas a sus mujeres.
Ya hemos llegado a la noche que sería conocida entre ellos como la Noche entre las Noches, por sus aventuras y el resultado de éstas. El día, como si estuviera reuniendo fuerzas calladamente, había transcurrido casi sin incidentes y ahora los pieles rojas envueltos en sus mantas se encontraban en sus puestos de arriba, mientras que, abajo, los niños estaban cenando, todos menos Peter, que había salido para averiguar la hora. La manera de averiguar la hora en la isla era encontrar al cocodrilo y entonces quedarse cerca de él hasta que el reloj diera la hora.
Daba la casualidad de que esta cena era un té imaginario y estaban sentados alrededor de la mesa, engullendo con glotonería y, la verdad, con toda la charla y las recriminaciones, el ruido, como dijo Wendy, era absolutamente ensordecedor. Claro que a ella no le importaba el ruido, pero no estaba dispuesta a tolerar que se pegaran y luego se disculparan diciendo que Lelo les había empujado del brazo.