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boliviana, y se paga por cada transeúnte una pequeña pensión, por derecho
de pasaje, en cada una de las garitas existentes en las dos cabezas del
puente. Del Desaguadero a Zepita, hay dos leguas; Zepita es memorable como
el campo de batalla entre el ejército patriota, a órdenes del general
Santa Cruz, y el realista a órdenes del general Valdés, en agosto 25 de
1823; aún viven en Lima el general don Manuel Mendiburu, y el coronel don
Manuel Odriozola, que asistieron a ese combate, a órdenes de dicho general
Santa Cruz.
A la izquierda del camino se hallan las canteras de traquita y
arenisca roja, de las cuales han sido sacadas las grandes piedras, con las
que se han fabricado las inmensas ruinas de Tiaguanaco. ¿Cómo han sido
conducidas esas grandes y pesadas moles de esas canteras a Tiaguanaco? ¿De
qué medios se han valido esos desconocidos y antiguos arquitectos, para
transportarlas de un lado al otro del río Desaguadero, esas inmensas y
pesadas moles de roca? cualesquiera de esas grandes piedras, puestas por
sí sobre el puente del Desaguadero, lo hundiría con su grandísimo peso. No
existía acaso en esa remota antigüedad el río Desaguadero? ¿El cataclismo
que hundió los cráteres del Titicaca abrió quizás, por su erupción
violenta, el estrecho de Tiquina, por el cual se dio paso a las aguas de
la gran laguna a la tercera, y más pequeña, de donde, por su desnivel,
comenzó a correr el río recién formado del Desaguadero? [198] Hombres
mucho más estudiosos y científicos que yo, quizás algún día podrán