Página 234 de 256
muy afilados, y muelas anchas y grandes, los huesos de los brazos y
piernas muy gruesos y fornidos, y la cola larga. El señor Beas me aseguró
además, que en las inmediaciones de la misma Cabrería se habían hallado
restos de un animal cuyas quijadas eran parecidas a la de un caballo.
¿Sería quizás un Nuennul? Sabido es que restos muy antiguos del caballo se
han hallado en varios puntos del Continente Americano.
Esas osamentas encontradas entre la Cabrería y la Rinconada, ¿no
serían despojos del pleriosaunes? Por no tenerlos a la vista no es posible
formarse un juicio cabal. En uno de mis anteriores artículos he hecho
mención de la osamenta hallada en el Canchón del señor don Domingo
Lecaros, en Cuminalla; y también he dicho que esa osamenta ha sido
remitida al Museo de Berlín por el señor Sokoloski, a quien se le regaló,
sin que se sepa aún a que animal han pertenecido esos restos. A mi juicio
son de un gran caimán, quizás un pleriosaurus peruano.
He dicho en la parte anterior de este artículo, que sólo del hombre
no se han aún hallado restos en los campos del Tamarugal. Sólo en un
punto, llamado Pintados, se hallan inscripciones muy antiguas, [211] que
no es posible descifrar en la actualidad. Pintados, son unas rocas,
existentes sobre unos cerros, al Sur de la Noria, y como a unas seis
leguas de distancia. Estas rocas se hallan casi al margen a orillas de la
Pampa del Tamarugal a su lado Oeste. Es imposible hoy poder descifrar esas
inscripciones, ni poder asegurar la remota época en que ellas han sido