La lucha por la vida I (Pío Baroja) Libros Clásicos

Página 10 de 261

Isabelona... se conoce que ha venido gente.

La criada se asomó al balcón y miró con indiferencia la casa frontera.

-Eso, eso produce -siguió diciendo la patrona-; no estas porquerías de
casas de huéspedes.

En aquel momento apareció en uno de los balcones de la casa vecina
una mujer envuelta en amplia bata, con una flor roja en el pelo, cogida
estrechamente de la cintura por un señorito vestido de etiqueta; con frac
y chaleco blanco.

-Eso, eso produce -repitió la patrona varias veces.


Pío Baroja

Luego, esta idea debió alterar su bilis, porque añadió con voz irritada:

-Mañana voy a echar el toro al curita y a esas golfas de las hijas de
doña Violante, y a todo el que no me pague. ¡Que tenga una que luchar
con esta granujería! No; pues de mí no se ríen más...

La Petra, sin replicar nada, dio nuevamente las buenas noches y salió
del cuarto. Doña Casiana siguió mascullando sus iras; después
repantigó su cuerpo rechoncho en la mecedora y soñó con un
establecimiento de la misma especie que el de la vecindad; pero un
establecimiento modelo, con salas lujosamente amuebladas, adonde
iban en procesión todos los jóvenes escrofulosos de los círculos y
congregaciones, místicos y mundanos, hasta tal punto, que se veía ella
en la necesidad de poner un despacho de billetes a la puerta.

Mientras la patrona mecía su imaginación en este dulce sueño de
burdel monstruo, la Petra entró en un cuartucho oscuro, lleno de trastos

Página 10 de 261
 

Paginas:
Grupo de Paginas:               

Compartir:



Diccionario: