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En el borde de la esfera del
localizador, próximamente en la vertical, por encima de ellos, una pequeña
burbuja era perseguida por otras tres mayores.
- Esto es un Jacko que se ha metido en nuestras líneas. Ha venido a dar un
vistazo y quizá ha llegado hasta la Tierra y ahora está tratando de salir otra
vez. Las tres burbujas grandes son nuestras naves de caza que lo van
persiguiendo. Al pobre lo van a atrapar en cinco minutos. ¡Fíjese!
Las cuatro burbujas navegaron suavemente por el interior luminoso de la esfera.
De los tres perseguidores, uno estaba algo por encima del Jacko y sus otros dos
compañeros se encontraban por debajo, pero todos ellos marchaban en sentido
convergente.
- Estos son los nuevos destructores de cazas tipo Pluto - dijo Stinson -. Van
pilotados por ocho hombres armados con proyectores de onda-D. Ahora será en
cualquier momento.
- Nunca pude comprender cómo se las componen para montar aparatos de onda-D en
naves tan pequeñas como estas. ¿Cómo puede la tripulación aguantar el retroceso
y el fogonazo de tan fuerte radiación?
- Bueno, por supuesto, las naves son bastante mayores que esta lata de sardinas
y llevan el proyector montado en las mismísimas narices. Lo manejan por medio de
control a distancia con una gran cantidad de material aislante entre él y la
tripulación.
- Pensándolo bien - reflexionó Lingard -, los exploradores Jackoes montan tubos
de onda-D.
- Así es - dijo Stinson -, ¿eso lo ha discurrido usted solo?
- Pero...
- Hay dos contestaciones a esta pregunta. La respuesta más fácil es que los