La historia del tío del viajante (Charles Dickens) Libros Clásicos

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Charles Dickens
La historia del tío del viajante


Mi tío, caballeros, dijo el viajante, era uno de los tipos más alegres,
agradables y listos que haya existido nunca. Me gustaría que lo hubieran
conocido, caballeros. Aunque pensándolo bien, no desearía que lo hubieran
conocido, pues en ese caso todos estarían ya, siguiendo el curso ordinario de la
naturaleza, si no muertos, en todo caso tan cerca de la desaparición como para
haberse quedado en casa abandonando la compañía, lo que me habría privado del
inestimable placer de dirigirme a ustedes en este momento. Caballeros, desearía
que sus padres y madres hubieran conocido a mi tío. Se habrían encariñado
notablemente con él, especialmente su: respetables madres; sé que habría sido
así. Si entre las numerosas virtudes que adornaban su carácter tuviéramos que
dar predominio a dos de ellas, diría, que eran su ponche mixto y sus canciones
de sobremesa. Excúsenme si me extiendo en estos recuerdo: melancólicos sobre el
fallecido, no se ve a un hombre como mi tío todos los días de la semana.
Siempre he considerado como algo importante del carácter de mi tío, caballeros,
el hecho de que fuera compañero y amigo íntimo de Tom Smart, de la importante
empresa de Bilson y Slum, Cateator
Street, City. Mi tío vendía para Tiggin y Welps, pero durante mucho tiempo
estuvo muy cerca del mismo recorrido que Tom, y la primera noche que se
conocieron mi tío se encaprichó por Tom y éste por mi tío. No había pasado media
hora desde que se habían conocido cuando se habían apostado ya un sombrero nuevo
a ver quién de los dos hacía el mejor litro de ponche y se lo bebía con mayor
rapidez. Se consideró que mi tío ganó en la elaboración del ponche, pero que Tom
Smart le venció al beberlo en la mitad de tiempo. Pidieron otro litro entre los
dos para beber cada uno a la salud del otro, y desde ese momento se convirtieron
en los amigos más fieles. En estas cosas hay un destino caballeros, y no podemos
evitarlo.
En cuanto al aspecto personal, mi tío era algo más bajo de la media; era también
algo más rollizo que los hombres ordinarios, y quizá su rostro tuviera un tono

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