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en los Campos Elíseos.
Habían pasado diez años desde la muerte de Beatriz.
Dante había conocido a Beatriz cuando ésta tenía nueve años y él no era mucho mayor. De esta pasión infantil ya nos había
hablado en la Vita Nova.
Virgilio ha desaparecido sin decir ni una sola palabra, justo en el momento en que Beatriz hace su aparición.
Todas las bellezas del Edén, perdidas por culpa de Eva, no bastaron consolarme de la pérdida de Virgilio.
Es posible que el tono que emplea aquí Beatriz en las primeras palabras que dirige a su antiguo enamorado no sean de dulzura, si
no más bien de severidad y aspereza. Es la única vez que se escucha el nombre del poeta en toda la Comedia, y lo escucha en un
momento de reproche. De otra manera hubiese sido síntoma de orgullo.
El olivo, que simboliza la paz.
«Cómo has podido venir a este lugar destinado a los virtuosos, cuando conozco la vida extraviada que has llevado después de mi
muerte», parece ser el sentido del nuevo reproche de esta rigurosa Beatriz que Dante encuentra.
Salmo XXX (1-9), que las angélicas voces no concluyen,
Los ángeles cantan siempre en conformidad con las esferas celestes.
A los ángeles que habían entonado el salmo apiadándose de Dante.
Por la influencia natal de los astros y por especial favor de la divinidad.
En el original, «La sua vita nova». Beatriz, en efecto, va a hacer ahora referencia a hechos relatados por Dante en dicha obra.
«La otra» puede referirse a una real anécdota amorosa de Dante, pero también si Beatriz simboliza la teología, puede indicar la
inchnación, peligrosa, de Dante por el saber filosófico.
Lo cuenta el propio Dante en Vita Nuova, XXIX y XLII.
«Dirigiendo directamente a mí sus palabras, que cuando hablaba con los ángeles me habían parecido tan duras.»
Por el río Leteo, que quita la memoria del pecado, y del cual Dante no ha bebido aún.
De los otros bienes, es decir, los mundanos.
No para afilar la espada, sino al contrario, para atemperar su rigor