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MISTRESS ALLONBY.-No creo que debamos hablar de nosotras como si fuésemos propiedad de otros. Todos los hombres casados son propiedad de la mujer. Ésa es la única definición de lo que es realmente la propiedad de la mujer casada. Pero nosotras no pertenecemos a nadie.
LADY STUTFIELD.-¡Oh! Me alegro mucho de oírla decir eso.
LADY HUNSTANTON.-Pero ¿crees realmente, querida Caroline, que la legislación puede hacer que algo mejore? Me han dicho que hoy día los hombres casados viven como solteros y los solteros como casados.
MISTRESS ALLONBY.-Ciertamente yo nunca he distinguido unos de otros.
LADY STUTFIELD.-¡Oh! Creo que se puede saber facilmente si un hombre tiene que mantener un hogar o no. He notado una expresión muy triste en los ojos de muchos hombres casados.
MISTRESS ALLONBY.-¡Ah! Todo lo que yo he notado es que son horriblemente aburridos cuando son buenos maridos y abominablemente engreídos cuando no lo son.
LADY HUNSTANTON.-Bueno; supongo que el marido ha cambiado desde mi juventud, pero puedo decir que mi pobre y querido Hunstanton era la más deliciosa de las criaturas y tan bueno como el que más.
MISTRESS ALLONBY.-¡Ah! Mi marido es una especie de factura: estoy cansada de pagarlo.
LADY CAROLINE.-Pero usted lo renueva de cuando en cuando, ¿verdad?
MISTRESS ALLONBY.-¡Oh, no, lady Caroline! Sólo he tenido un marido. Supongo que me mirará usted como a una aficionada.
LADY CAROLINE.-Con sus puntos de vista sobre la vida, me extraña que se haya casado.
MISTRESS ALLONBY.-A mí también.
LADY HUNSTANTON.-Mi querida niña, creo que es usted realmente feliz en su vida matrimonial, pero que le gusta ocultar a los, demás su felicidad.
MISTRESS ALLONBY.-Le aseguro que Ernest me causó una gran desilusión.
LADY HUNSTANTON.-¡Oh! Espero que no sea cierto, querida. Conocí muy bien a su madre. Era una Stratton, Caroline, una de las hijas de Lord Crowland.
LADY CAROLINE.-¿Victoria Sratton? La recuerdo perfectamente. Una mujer rubia, tonta y sin barbilla.
MISTRESS ALLONBY.-¡Ah! Ernest tenía barbilla. Tenía una barbilla fuerte y cuadrada. Era demasiado cuadrada.
LADY STUTFIELD.-Pero ¿cree usted realmente que la barbilla de un hombre puede ser demasiado cuadrada?Yo pienso que un hombre debe ser muy fuerte y su barbilla muy cuadrada.
MISTRESS ALLONBY.-Entonces seguro que conocería a Ernest, lady Stutfield. Pero debo decirle que carece de conversación.
LADY STUTFIELD.-Adoro a los hombres callados.
MISTRESS ALLONBY.-¡Oh! Ernest no es callado. Habla continuamente. Pero no tiene conversación. No sé de lo que habla.