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Los grupos de perks que montaban guardia junto a las tomas empezaron a removerse y arañaron la escotilla con las uñas.
-Cheeeee...
El sonido pareció poner nervioso a Tal. El loro respondió emitiendo una especie de trompeteo pensativo que daba la impresión de venir de muy lejos. Alzó una pata y flexionó las garras.
-No, en serio, esto es realmente soberbio dijo Marco-. Es de lo más tribal... Como el fútbol.
-Líbrate de ellos dijo Tabitha.
-¡Navajas! -graznó Tal de repente-. ¡Navajas y tasajo!
-Tranquilo, Tal dijo Marco . Voy a ocuparme de todo, no te preocupes.
Extendió los brazos hacia Tabitha.
-Toma, sostenlo un momento.
Alguien más decidió actuar antes de que Tabitha pudiera obedecer o rechazar al loro.
Una masa borrosa compuesta por un par de pies desnudos y una chaqueta y unos pantalones de pijama azules adornados con lentejuelas surgió de la nada, dejó atrás la nave, pasó sobre la guardia de perks dando un salto mortal y se estrelló contra la cuadrilla que controlaba las tomas dispersando a sus integrantes como si fueran un montón de bolos.
-Oh, cielos dijo Marco-. Mira, Tal... Parece que los Gemelos han perdido la paciencia.
Tal emitió un graznido muy poco propio de un loro, emprendió el vuelo y acabó posándose encima de un monitor.
-Estupendo dijo Tabitha-. Una idea realmente brillante. Nada menos que provocar una pelea... Es un plan soberbio.
La bala de cañón humana -si es que realmente era humana- se puso en pie y se sacudió. Los tres perks que se habían aferrado a ella cayeron al suelo.
Tabitha estaba tan impresionada que concentró toda su atención en esa zona del hangar. El recién llegado era alto y flaco, con una frente muy despejada y un manto de largos cabellos que le llegaban hasta la mitad de la espalda. Tenía los ojos incrustados en las cuencas, una nariz delgada y perpendicular y una boca muy fina. Sus brazos y sus piernas parecían extraordinariamente largos y flexibles, y Tabitha vio como se movían a toda velocidad en una serie de direcciones de lo más improbable, volviendo a derribar a los perks que intentaban levantarse del suelo.
Pero había veinte (o veinticuatro) perks, y ahora todos parecían tener el mismo objetivo.
Tabitha volvió la cabeza hacia Marco y vio que estaba apoyado en la consola con una gran sonrisa en los labios.