Reconquistar Plenty (Colin Greenland) Libros Clásicos

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No era un espectáculo muy frecuente, claro, porque casi siempre había contaminación. Incluso un día claro en el campo podías volverte hacia el tubo estando en la granja de tía Muriel y lo más seguro era que no consiguieses ver la ciudad por culpa de la contaminación. Oh, sí, en Integridad 2 mantener las ventanas limpias puede ser un trabajo de mil demonios...
Mamá se pasaba el fin de semana durmiendo, y acabé encontrando mi propio nivel de vida. Las chavalas de las calles eran una pandilla de presuntuosas. Se hacían llamar las Rechazadas y se tomaban muy en serio todo lo referente a la posición social. Había una chica llamada Carmen que era la reina de las Rechazadas, y dejaba que fuera con ellas porque así podía tomarme el pelo y burlarse de mí llamándome lunática. Recuerdo que tuve que hacer algunas locuras bastante gordas para atraer su atención... Había un chico llamado Murray que era un auténtico caso clínico. Era peligroso, ¿sabes? Bueno, al menos nos gustaba creer que lo era... Acabé descubriendo que incluso Carmen le tenía miedo, así que decidí salir con Murray.
¿Y ADONDE FUERON?
Fuimos a los salones de juegos, a las galerías comerciales abandonadas..., a todos los sitios que no habían salido tal y como los diseñadores y arquitectos creían que iban a ser cuando dibujaban los planos. Fuimos a los sitios que atraen a los jóvenes con problemas y que acaban convirtiéndose en su ciudad particular. Murray y yo encontramos algunas diversiones para pasar el tiempo.
Yo sabía que aquello no duraría. Lo hacía para no aburrirme, y además Murray estaba loco. La mayor parte del tiempo ni tan siquiera le soportaba, créeme... Bastaba con mirarle a la cara para comprender que cualquier día le haría un daño irreparable a alguien, probablemente sin avisar, y no quería que ese alguien fuera yo.
Algunas noches no podía dormir y me sentaba sobre la hierba al lado de tía Muriel y su guitarra. Fue ella quien me enseñó a tocar la armónica.
BUENO, ENTONCES AL MENOS SACO ALGO BUENO DE ESA EXPER!ENCIA, ¿NO?
¿Me estás dando una opinión sincera?
BUENO... USTED DISFRUTA TOCANDO LA ARMONICA, ¿NO?
Claro, y cada vez que dejo de tocarla mis oídos lanzan un suspiro de alivio.
OH, CAPITANA... ANTES NUNCA ERA TAN CRITICA CONSIGO MISMA.
Es por culpa de este maldito viaje.

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