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-Marco... -dijo Tabitha intentando que su voz sonara lo más firme e
imperiosa posible-. Dinero -añadió-. Teléfono.
Miró a su alrededor. La hierba, el bosque... Un equipo tan sofisticado tenía que incluir un teléfono en alguna parte.
-El primer circo orbital -explicó la muerta-. ¿Te lo he contado alguna vez?
Xtasca había vuelto a concentrar su atención en Tabitha apenas abrió la
boca.
-¿Qué es? -preguntó.
-Xtasca, te presento a la capitana Tabitha Jute de la Alice Liddell. Tabitha,
te presento a Xtasca -dijo Marco-. Xtasca es un Querubín y, aparte de eso, es el quinto miembro de Contrabando.
-Sí -dijo Xtasca.
La criatura giró sobre sí misma y los rayos de sol hicieron que su traje de apoyo vital se iluminara con un resplandor opalescente. Tabitha no estaba muy segura de a qué estaba asintiendo. La voz del Querubín era la mismísima encarnación de la autoridad desprovista de alma o sentimientos. Nunca había oído una afirmación tan terrible y definitiva.
-Ya hablaremos de eso más tarde -dijo Marco volviéndose rápidamente hacia Xtasca-. Tabitha... -añadió cogiéndola por el brazo. La sacó del radio de acción de la mirada de Xtasca y la hizo girar hasta dejarla de cara al cadáver congelado-. Tengo que presentarte a otra persona..., una persona muy especial para todos nosotros. Te presento a Hannah Soo -dijo-. Es nuestra agente.
La muerta dejó de balbucear.
-Ah -exclamó la caja vocal colocada sobre su garganta-. Estás aquí. Todos estáis aquí. Puedo veros. Estáis de pie a mi alrededor, ¿verdad?
-Todos estamos aquí, Hannah -dijo Marco-. Estamos listos para la función.
-Sí, Marco -dijo Hannah-. Puedo verte. Puedo veros a todos. Pero... ¿Quién está contigo? ¿Es de Tritón? No sé nada de ellos. Ah, ya no se puede confiar en la gente. No es como en los viejos tiempos, cuando...
-Hannah, te presento a Tabitha Jute, nuestra nueva piloto. Disculpa que te interrumpa, pero... Bueno, se trata de un asunto bastante urgente. Le debemos un poco de dinero.
-¿Cuánto dinero? jadeó la caja vocal de Hannah Soo.
-Doscientos cincuenta escutari dijo Tabitha en voz alta, quizá porque era su primera conversación con una persona muerta-. Mil quinientos si he de llevarles a Titán.
No sabía nada sobre los Elegidos Congelados ni sobre su perspectiva privilegiada de las cosas, y pensó que debía alarmarla todo lo posible sin perder ni un segundo.