Página 451 de 455
Le dije que creía que sí, y le expliqué lo sencillo que era.
Sentí el centelleo de docenas de rayos tractores activándose en mi vientre y me estremecí. Cada haz de energía atravesó el vacío y se estrelló contra la tensa burbuja climática que había sobre la luna congelada, traduciéndose frenéticamente en la interfaz para no causar ninguna perforación en algún punto del perímetro. Extendí un pequeño tubo de mi propia atmósfera alrededor de cada haz y lo introduje en la atmósfera de la burbuja sin permitir que se produjese ninguna mezcla entre las dos. Era como si poseyese cien dedos y la sensibilidad de cada uno de ellos fuera tan delicada que podía guiarse por la temperatura corporal de un perk enloquecido; y podía ver con las yemas de mis dedos igual que lo haría una mujer ciega desde su nacimiento. Podía curvar cada dedo alrededor de un perk y su botín, separando a algunos de las feroces ventosas que indicaban la presencia de un capellano enfurecido, arrancándolos delicada pero firmemente del suelo para llevarlos a través de la burbuja y del vacío hasta devolverlos sanos y salvos a los confines de mi mundo.
-¡Eh! -exclamó Hannah-. Tienes un auténtico don natural para esta clase de cosas, cariño... ¿Qué hacías antes de dedicarte a esto?
Hannah y yo hemos estado hablando... ¡Oh, no paramos de hablar! Es una suerte que nadie pueda oírnos, pues me temo que nuestras conversaciones resultarían insoportablemente aburridas.
-¿Puedo soltar los controles? -preguntó Hannah en cuanto Tabitha me hubo activado-. ¡Ah, gracias a Dios! ¿Estás escuchando, Dios? Si lo que acabo de experimentar es el estado de la majestad divina, puedes quedártelo.
Capté el equivalente mental al gesto de frotarse enérgicamente los hombros con las manos.
-Pero seguramente una mujer tan ambiciosa como tú... dije.
-¿Cómo sabes que soy ambiciosa? -me interrumpió Hannah-. Acabamos de conocernos, ¿no?
Y un instante después se dio cuenta de que mi presencia se extendía por todo Plenty.
-Oh-murmuró-. Sí, claro.
-Podemos compartir las tareas de conducción -dije yo intentando ser cortés con ella.
Hannah dijo que no. Dijo que Ni Soñarlo, Encanto. Algún tiempo después me explicó que tener que encargarse de mi trabajo sería una grave limitación para ella. Está claro que existe algún aspecto de la condición humana del que todavía no soy consciente.