Página 20 de 27
PECADO Hombre, si un fácil desmayo
tan dueño tuyo se nombra
que el relámpago te asombra,
¿cómo no temes al rayo?
¿Cada día te divierte
pecar, viendo cada día
que en el sueño Dios te envía
un recado de la Muerte?
Pero por que aprovecharte
de él no puedas, haré yo
que en aqueste sueño no
llegues a nada a acordarte,
que tu perdición no sea
cuando despiertes.
MUERTE No harás,
que aqueste sueño no es más
de hacer que mortal se crea,
y yo la palabra di
de que será acuerdo mío
solamente.
PECADO ¿Yo no fío
de ti mis acciones?
MUERTE Sí;
pero ignoras que neutral
siempre fui, y que acudo a quien
o me busca para el bien
o me quiere para el mal.
El Entendimiento aquí
me llamó, y no puedo, no,
al Entendimiento yo
quitar que use bien de mí.
PECADO Sin ti sabré yo placeres
representarle, y amores.
MUERTE Yo asombros, sustos y horrores.
PECADO Oscuro abismo, pues eres
mi corte y mi monarquía,
en dulces sonoras voces
que el aire rompan veloces
ideas al hombre envía
de vicios.
MUERTES Sombras letales,
que ya mis vasallos fuisteis,
tocadle al Alma con tristes
ecos de ansias mortales.
(Vanse los dos y canta dentro el coro primero.)
CORO PRIMERO Hombre, en tu feliz estrella,
de que eres mortal te olvida,
que la vida sólo es vida
en cuanto se goza de ella.
(Despierta EL CUERPO.)
CUERPO Es verdad, y no me asombra
ser vuestra vida una flor
que nace con el albor
y fallece con la sombra;
y pues tan breve se nombra,
de nuestra vida gocemos
el rato que la tenemos;
Dios a nuestro vientre hagamos:
comamos hoy y bebamos,
que mañana moriremos.
CORO SEGUNDO Hombre, alarma y de ese modo
no te descuides; advierte