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COSME: Tengo las manos
sucias, señor, con el sebo
de la vela, y mancharé
el tafetán, que cubierto
le tiene. Mejor será
que le pongas en el suelo.
MANUEL: Ropa blanca es, y un papel.
Veamos si el fraile es discreto.
Lee
"En el poco tiempo que ha que vivís en esta
casa, no se ha podido hacer más ropa. Como
se fuere haciendo, se irá llevando. A lo
que decís del amigo, persuadido a que soy
dama de don Luis, os aseguro que no sólo [no]
lo soy, pero que no puedo serlo. Y esto dejo
para la vista, que será presto. Dios os
guarde."
Bautizado está este duende
pues de Dios se acuerda.
COSME: ¿Veslo?
¿Cómo hay duende religioso?
MANUEL: Muy tarde es. Ve componiendo
las maletas y cojines
y en una bolsa pon estos
Dale unos papeles
papeles, que son el todo
a que vamos, que yo intento
en tanto dejar respuesta
a mi duende.
Pónelos sobre una silla y don MANUEL
escribe
COSME: Aquí los quiero,
para que no se me olviden
y estén a mano, ponerlos
mientras me detengo un rato
solamente a decir esto.
¿Has creído ya que hay duendes?
MANUEL: ¡Qué disparate tan necio!
COSME: ¿Esto es disparate? ¿Ves
tú mismo tantos efectos
como venirse a tus manos
un regalo por el viento,
y aún dudas? Pero bien haces
si a ti te va bien con eso;
mas déjame a mí que yo,
que peor partido tengo,
lo crea.
MANUEL: ¿De qué manera?
COSME: De esta manera lo pruebo.
Si nos revuelven la ropa,
te ríes mucho de verlo,
y yo soy quien la compone
que no es trabajo pequeño.
Si a ti te dejan papeles