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ALGUACIL 1: O preso o muerto
le hemos de llevar.
ALGUACIL 2: En vano
le seguimos.
ISABEL: Allí veo
un hombre que en un caballo
viene de muchos huyendo.
ALGUACIL 1: Tiradle.
Disparan dentro
ISABEL: ¡Válgate Dios!
LUIS: ¿Qué fue?
ISABEL: Dejáronle muerto
de un arcabuzazo.
LUIS: Antes
fue más felice el suceso,
porque las ardientes balas
a solo el caballo hirieron.
Sangriento queda en la arena
y, en pie el caballero puesto,
defendiéndose la vida,
rayos esgrime de acero.
ISABEL: Ya, de todos acosado,
llega a nuestra quinta.
Sale don ALONSO con la espada desnuda
ALONSO: ¡Cielos,
amparad a un desdichado
que ya, rendido el aliento,
desfallece!
LUIS: Pues ,señor
don Alonso, ¿qué es aquesto?
ALONSO: No me puedo detener
a contarlo; sólo os ruego,
Luis Pérez, que me amparéis;
que por lo que dejo hecho,
me importa entrar esta tarde
en Portugal.
LUIS: Pues buen pecho,
que para estas ocasiones
es el generoso esfuerzo.
Cerca está la puente ya
de ese río, donde vemos
que se dividen Castilla
y Portugal. Si entráis dentro,
seguro estaréis de cuantos
os siguen; que yo me quedo
en lo estrecho de este monte
y esta quinta a detenerlos.
No os seguirán sin que a mí
me dejen pedazos hecho.
ALONSO: En el valor desos brazos
bastante muralla dejo
que me defienda la vida.
¡La vuestra guarden los cielos!
Vase. Salen el CORREGIDOR, ALGUACIL 1, ALGUACIL 2,
y los que pudieren
ALGUACIL 1: Por aquesta parte fue.
LUIS: Pues, señores, ¿qué es aquesto?
¿A quién buscáis?
CORREGIDOR: ¿Don Alonso
de Tordoya no fue huyendo
por aquí?
LUIS: Ya estará cerca
de la puente, porque el viento
pienso que le dio sus alas.
CORREGIDOR: Vamos tras él.
LUIS: Deteneos.
CORREGIDOR: ¿Qué es detenerme?