Página 1 de 52
EL ALCALDE DE ZALAMEA
Pedro Calderón de la Barca
Personas que hablan en ella:
El REY, don Felipe II
Don LOPE de Figueroa
Don ÁLVARO de Atayde, capitán
Un SARGENTO
SOLDADOS
REBOLLEDO, soldado
La CHISPA, soldadera
Pedro CRESPO, labrador
JUAN, hijo de Pedro Crespo
ISABEL, hija de Pedro Crespo
INÉS, prima de Isabel
Don MENDO, hidalgo gracioso
NUÑO, criado de don Mendo
Un ESCRIBANO
VILLANOS
JORNADA PRIMERA
Salen REBOLLEDO, la CHISPA, y algunos
SOLDADOS
REBOLLEDO: ¿Cuerpo de Cristo con quien
de esta suerte hace marchar
de un lugar a otro lugar
sin dar un refresco!
TODOS: ¡Amén!
REBOLLEDO: ¿Somo gitanos aquí,
para andar de esta manera?
¿Una arrollada bandera
nos ha de llevar tras sí
con una caja...
SOLDADO 1: ¿Ya empiezas?
REBOLLEDO: ...que este rato que calló
nos hizo merced de no
rompernos estas cabezas?
SOLDADO 2: No muestres de eso pesar,
si ha de olvidarse, imagino,
el cansancio del camino
a la entrada del lugar.
REBOLLEDO: ¿A qué entrada, si voy muerto?
Y aunque llegue vivo allá
sabe mi Dios si será
para alojar; pues es cierto
llegar luego al comisario
los alcaldes a decir,
que si es que se pueden ir,
que darán lo necesario.
Responderle lo primero
que es imposible, que viene
la gente muerta; y, si tiene
el concejo algún dinero,
decir, "Señores, soldados,
orden hay que no paremos;
luego al instante marchemos."
Y nosotros, muy menguados,
a obedecer al instante
orden, que es, en caso tal,
para él orden monacal,
y para mi mendicante.
Pues, ¡voto a Dios!, que si llego
esta tarde a Zalamea,
y pasar de allí desea
por diligencia o por ruego,