La aventura de lose seis Napoleones (Arthur Conan Doyle) Libros Clásicos

Página 7 de 21

La salida resulta ya un poco más fácil. ¿Viene usted con nosotros a ver los restos de su busto, señor Harker?
El desconsolado periodista se había sentado ante un escritorio.
-Tengo que intentar sacar algún partido de esto -dijo-, aunque no me cabe duda de que las primeras ediciones de los periódicos de la tarde ya traerán todos los detalles. ¿Recuerdan ustedes cuando se hundió la tribuna en Doncaster? Pues yo era el único periodista que había en la tribuna y mi periódico fue el único que no sacó la noticia del suceso, porque yo estaba demasiado alterado para escribirla. Y ahora voy a llegar demasiado tarde con un asesinato cometido en la puerta de mi propia casa.
Al salir de la habitación oímos el rascar de su pluma sobre la cuartilla del papel.
El lugar donde habían aparecido los fragmentos del busto se encontraba a unos cientos de metros de distancia. Por primera vez, nuestros ojos se posaron en aquella representación del gran emperador que parecía despertar un odio tan frenético y destructivo en la mente del desconocido. Los pedazos estaban desparramados sobre la hierba. Holmes recogió unos cuantos y los examinó con mucha atención. Por su expresión concentrada v sus movimientos intencionados, tuve la convicción de que por fin había dado con una pista.
-¿Y bien? -preguntó Lestrade.
-Todavía nos queda mucho camino por andar -respondió Holmes-. Y sin embargo..., y sin embargo..., la verdad es que tenemos algunos datos muy sugerentes para empezar a actuar. Para este extraño criminal, la posesión de este insignificante busto tenía más valor que una vida humana. Este es el primer punto. Después, tenemos el hecho curioso de que no lo rompiera en la casa, ni a las puertas de la misma, si lo único que quería era romperlo.
-El encuentro con ese otro individuo debió alterarlo y ponerlo nervioso. Seguramente, no sabía lo que se hacía.
-Sí, eso es bastante probable. Pero me gustaría llamar su atención de manera muy especial hacia la situación de esta casa, en cuyo jardín se destrozó el busto.
Lestrade miró a su alrededor.
-La casa está desocupada, así que estaba seguro de que nadie le molestaría en el jardín.
-Sí, pero hay otra casa vacía más arriba, y tuvo que pasar delante de ella para llegar a esta otra. ¿Por qué no lo rompió allí, dado que es evidente que a cada metro que lo siguiera llevando aumentaba el riesgo de tropezarse con alguien?

Página 7 de 21
 

Paginas:


Compartir:



Diccionario: