La catacumba nueva (Arthur Conan Doyle) Libros Clásicos

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Pero si no la amaba, ¿para qué levantó usted semejante escandalera, que ha redundado en daño de usted y que ha arruinado la vida de ella? Kennedy contempló malhumorado el rojo de la estufa y dijo: -Desde luego que hay lógica en esa manera de encarar el problema. La palabra amor es de mucho bulto y corresponde a muchísimos matices distintos del sentimiento. La muchacha me gustó. Ya sabe lo encantadora que podía parecer, puesto que la conoció y habló. La verdad es que, volviendo la vista hacia el pasado, estoy dispuesto a reconocer que nunca sentí por ella un verdadero amor.
-Pues entonces, mi querido Kennedy, ¿por qué lo hizo
-Por lo mucho que la cosa tenía de aventura
-iCómo! ¿Tanta afición tiene usted a la aventura
-¿Qué es lo que quita monotonía a la vida sino ella? Si empece a galantearla fue por puro afán de aventura. Hubo tiempos en que perseguí mucha caza mayor, pero le aseguro que no hay caza como la de una mujer bella. En este caso había también la pimienta de la dificultad, porque, como era la acompañante de lady Emily Rood, resultaba casi imposible entrevistarse con ella a solas. Y para colmo de obstáculos que daban atractivo a la empresa, ella misma me dijo a las primeras de cambio que estaba comprometida.
-Mein Gott15 ¿Con quien? -No dio el nombre
-Yo no creo que nadie este enterado de ese detalle. ¿De modo que fue eso lo que dio mayor fascinación a la aventura? -Le vuelvo a decir que yo estoy en ayunas en esos asuntos. -Mi querido camarada, usted puede recordar por lo menos que la manzana que hurtó del huerto de su convecino le pareció siempre más apetitosa que la del suyo propio. Y después de eso, me encontré con que ella me quiso. -¿Así? ¿De sopetón? -¡Oh, no! Me llevó por lo menos tres meses de labor de zapa y ataque. Pero la conquisté por fin. La muchacha comprendió que el estado de separación judicial en que me encuentro con respecto a mi esposa me imposibilitaba para entrar con ella por el camino legal. Pero se fugó conmigo, a pesar de todo, y mientras duró la aventura lo pasamos estupendamente.
-Pero ¿y el otro
Kennedy se encogió de hombros y contestó
-Yo creo que es un caso de supervivencia de los mejores. Si él hubiese sido el mejor de los dos, ella no le habría abandonado.

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