Las Mujercitas se casan (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 26 de 229


-Me imagino que se va a reír en grande y hacer chistes con Laurie después, pero yo no estaré ahí para oírlos, y eso me consuela -pensó Amy cuando Tudor saludó y se bajó del ómnibus.
Amy ni siquiera mencionó este encuentro cuando llegó a su casa, descubriendo, para colmo de males, que su traje nuevo se le había manchado bastante y que había hilillos de mayonesa corriendo por la falda. Siguió, pues, con los preparativos, que ya le iban resultando tediosos: a las once estaba todo listo de nuevo. Segura de que los vecinos se interesarían por sus movimientos, Amy deseaba borrar el recuerdo del fracaso de ayer con el éxito de hoy, de modo que pidió el coche grande y salió con mucha ceremonia a buscar a sus invitadas para traerlas al banquete.
-¡Se oye el ruido del coche... ya llegan! ... Saldré al porche a recibirlas; es más acogedor y quiero que mi pobre Amy lo pase muy bien después de todo el trabajo que se ha tomado -dijo la señora, uniendo la acción a la palabra. Pero al decir la primera resolvió volverse adentro, y lo hizo con una expresión indescriptible.... ¡Perdidas en el inmenso coche iban Amy y una sola invitada! ...
-Corre, Beth, ayuda a Ana a sacar la mitad de lo que hay en la mesa... Sería ridículo presentar un almuerzo para doce ante una sola chica -gritó Jo, tan excitada que ni siquiera se detuvo a reírse a gusto.
Amy entró serena como siempre y estuvo encantadoramente cordial para con esta única invitada que había cumplido su promesa. Los demás, que tenían mucho de actores, desempeñaron sus papeles con igual destreza, y la señorita de Elliot los encontró una familia excepcionalmente alegre, pues lo cierto es que ninguno pudo controlar la hilaridad que les causaba la situación. Una vez finalizado el remodelado almuerzo, visitados el estudio y el jardín y discutido con entusiasmo el arte, Amy pidió
el "sulky" -¡adiós sueño del elegante landó!-y paseó a su amiga tranquilamente por los alrededores hasta la puesta del sol. Y terminó la fiesta. Al volver, Amy parecía muy cansada, pero acusaba la perfecta compostura de siempre, observando que había desaparecido todo vestigio de la famosa "fiesta", excepto un repliegue sospechoso en las comisuras de los labios de Jo.
-La señorita de Elliot es una chica muy mona y parece haberse divertido mucho -dijo Beth con calor desusado en ella.

Página 26 de 229
 

Paginas:
Grupo de Paginas:             

Compartir:




Diccionario: