Las Mujercitas se casan (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 201 de 229


-¿Qué es lo que piensan hacer de sus vidas una vez que se hayan instalado? -preguntó Jo abotonando el abrigo de Amy como antes solía hacerlo con el delantal.
-Tenemos proyectos, aunque no queremos hablar mucho de ellos porque somos nuevos en el oficio de casados, pero por cierto que no pensamos quedarnos mano sobre mano. Por mi parte, me dedicaré a los negocios con devoción que ha de deleitar a mi abuelo y le probaré que no estoy echado a perder. Necesito un trabajo serio para mantenerme juicioso y estoy cansado de andar por ahí perdiendo tiempo, y pienso trabajar muy en serio.
-Y Amy, ¿qué es lo que piensa hacer Amy -preguntó la señora de March, contenta con la respuesta de Laurie y de la decisión con que hablaba.
-Después de hacer los cumplidos del caso por todas partes y ventilar "nuestro mejor sombrerito", los vamos a asombrar con la elegante hospitalidad de nuestra mansión, la brillante sociedad que reuniremos a nuestro alrededor y la influencia benéfica que ejerceremos sobre el mundo en general. ¿No es así, "madame" Recamier? -preguntó Laurie con una mirada burlona a su mujer.
-¡El tiempo lo dirá! Vámonos, Señor Impertinencia, y no escandalices a la familia poniéndome nombres raros en mis propias narices... -respondió Amy, resuelta a que sobre todo habría en su casa una buena mujer de hogar antes de actuar como "reina de la sociedad".
-¡Qué felices parecen estos chicos! -observó el señor March, encontrando difícil volver a su Aristóteles después que se hubo marchado la joven pareja.
-Y creo que les va a durar -agregó la señora, con la satisfacción de un piloto que ha llevado su barco a buen puerto.
-¡Feliz de Amy!... -y Jo suspiró, para sonreír en seguida alegremente cuando vio que el profesor Bhaer abría la verja.
Esa noche, más tarde, ya tranquilo respecto al sacabotas, Laurie dijo de repente a su mujer que revoloteaba colocando aquí y allá sus nuevos tesoros artísticos:
-Señora de Laurence...
-¿Señor?
-Ese hombre quiere casarse con nuestra Jo.
-Así lo espero. ¿Y tú, querido?
-Bueno, amor, lo considero un tipo estupendo en todo el sentido de esa expresiva palabra, pero me gustaría, no lo niego, que fuese algo más joven y bastante más rico...
-¡Vamos, Laurie, no seas exigente ni mundano. Si se quieren, no importa un ápice que sean viejos ni pobres.

Página 201 de 229
 



Grupo de Paginas:             

Compartir:




Diccionario: