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misma dirección en una longitud de seis u ocho miriámetros.» El mismo
autor dice en otra parte: «El gran camino del inca, una de las obras más
útiles a la vez que más gigantescas que los hombres hayan ejecutado, está
todavía muy bien conservado en varios puntos.»
Abriendo caminos los peruanos se vieron naturalmente llevados a
procurar a su país otra ventaja igualmente desconocida al resto de
América. El camino de los incas en su dirección del sur al norte se halla
cortado por torrentes que salen de los Andes para perderse en el océano
occidental. Su rapidez, unida a la frecuencia y a la violencia de las
inundaciones que ocasionan, hacía su navegación imposible: era preciso
pues inventar algún expediente para [21] atravesarlos. Los peruanos, que
ignoraban el arte de construir arcos y no sabían trabajar la madera, no
podían hacer puentes ni de esta materia ni de piedra. La necesidad les
sugirió un medio de suplir esta falta: hacían cables de mucha resistencia,
entrelazando juntos el mimbre y los bejucos de que el país abunda; tendían
de una a otra orilla seis cables paralelos entre sí y fuertemente atados
por cada extremo; sujetábanlos unos a otros con otras cuerdas más
pequeñas, bastante juntas para formar una especie de red que, cubierta
después con ramas de árboles y tierra formaba un puente por el cual se
podía pasar con bastante seguridad. Había en cada puente personas
encargadas de conservarlos y de ayudar a los viajeros. En los países
llanos, donde los ríos eran más hondos y más anchos, y tenían una
corriente menos rápida, los pasaban en balsas que construían y guiaban con
una destreza que prueba su superioridad sobre los demás pueblos de
América. Toda la industria de éstos se limitaba al uso del remo, al paso
que los peruanos se habían atrevido a arbolar sus pequeños buques y
llevarlos a la vela, de suerte que no tan sólo sabían aprovecharse del
viento para navegar con más velocidad, sino que hasta podían virar de
bordo con una prontitud extremada.
La industria de los peruanos no estaba limitada a los objetos de mera
utilidad, sino que [22] habían hecho algunos progresos en las que se
pueden llamar artes de lujo.