Diez negritos (Agatha Christie) Libros Clásicos

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«Llegamos demasiado tarde, lo hicimos todo para salvarla. Le estamos muy agradecidos, todo el mundo se lo dirá, señor; ¡jamás tuvo queja alguna de nosotros! ¡Ni el menor reproche!
Lombard miraba con insistencia la cara crispada del mayordomo; sus labios estaban secos y el terror se reflejaba en su mirada. Se acordó de la caída de la bandeja con el servicio de café, pero no dijo nada.
Con su voz profesional y brusca Blove preguntó al doméstico:
-¿Les dejó algo al morir?
Rogers se enderezó indignado.
-Miss Brady nos dejó una suma como premio a nuestros fieles servicios. ¿Y por qué no?
Lombard intervino:
-¿Y si usted nos hablara un poco de si mismo, mister Blove?
-¿De mí?
-Sí, su nombre está en la lista.
Blove enrojeció.
-¿El asunto Landor? Se trataba de un robo en un Banco, el London Commercial.
El juez Wargrave se agitó en su butaca.
-Me acuerdo muy bien, aunque no pasó por mis manos el proceso: Landor fue condenado por su testimonio, Blove. Fue usted quien, como oficial de policía, llevó la indagatoria.
-Eso mismo -dijo Blove.
-Landor fue condenado a trabajos forzados a perpetuidad y murió en Dartmour. Su salud era muy delicada.
-Ese individuo no era más que un estafador -concluyó Blove-. Fue él quien mató al sereno. Su culpabilidad no dejaba lugar a dudas.
El juez dijo lentamente:
-Usted recibió, me parece, felicitaciones por su habilidad.
-Ascendí en mi carrera -añadió Blove-. No hice sino cumplir con mi deber.
Lombard se echó a reír ruidosamente.
-Por lo visto todos somos personas que respetan la ley y cumplen su deber; excepto yo. ¿Y usted, doctor? ¿Qué le parece si hablásemos un poco de error profesional? ¿Se trataba de una operación ilegal?
Emily Brent miraba a Lombard con asco y retiró su butaca hacia atrás.
Muy dueño de sí mismo, el doctor inclinó la cabeza con buen humor.
-Les declaro que no comprendo nada de esa historia. No me acuerdo de haber operado a nadie con ese nombre de ¿Gleis...? ¿Glose?, y menos que se muriese por mi culpa. ¡Hará tantos años! Lo probable es que fuese una operación en el hospital, y ya saben ustedes que a veces está en tal estado el enfermo que no sirve para nada operar y luego la familia lo achaca al cirujano si sobreviene la muerte.
Inclinando la cabeza lanzó un suspiro.
El mismo Armstrong pensaba: «Estaba borracho, eso fue.

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