Manchas de sangre en el suelo (Agatha Christie) Libros Clásicos

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Ante mí tenía a dos personas, un hombre y una mujer que saludaban a una tercera, una mujer vestida con un traje estampado con ponsetias rojas.
-¡Carol, esto sí que es maravilloso! ¡Qué casualidad encontrarse después de tantos años. ¿No conoces a mi esposa? Joan, te presento a una antigua amiga mía, miss Harding.
Reconocí al hombre al instante. Era el mismo Denis que había visto en Rathole. La esposa era distinta, es decir, se llamaba Joan en vez de Margerv, pero era el mismo tipo de mujer: joven, bastante sencilla y corriente. Por un momento creí que me había vuelto loca. Empezaron a hablar de irse a bañar. Les diré lo que hice: dirigirme directamente al puesto de policía. Pensé que lo más probable era que me tomasen por loca, pero no me importaba y todo salió bien. Encontré allí a un hombre de Scotland Yard que había acudido precisamente por aquel asunto. Al parecer, ¡oh, es horrible hablar de esto!, la policía sospechaba de Denis Dacre. No era su verdadero nombre, se lo cambiaba según las distintas ocasiones. Acostumbraba a hacer amistad con muchachas sencillas que no tuvieran muchos parientes ni amigos y, después de casarse con ellas, aseguraba sus vidas por grandes sumas y luego... ¡oh, es horrible! La mujer llamada Carol era su verdadera esposa y juntos llevaban a cabo siempre el mismo plan. Así es como llegaron a atraparlo. Las compañías de seguros empezaron a sospechar. Acudía a algún lugar de veraneo con su nueva esposa, allí se encontraba con la otra mujer y se iban a bañar juntos. Entonces asesinaban a la esposa, y Carol, poniéndose sus ropas, regresaba en el bote con él. Más tarde abandonaban el lugar, después de preguntar por la supuesta Carol y, al llegar a las afueras del pueblo, Carol regresaba con sus ropas llamativas y su extremado maquillaje para marcharse de allí en su propio coche. Averiguaban en qué direccion iba la corriente y la supuesta muerte ocurría en el próximo pueblo que quedase en esa misma dirección. Carol hacía el papel de esposa y se iba sola a alguna playa solitaria para dejar las ropas de ésta junto a una roca y ella se marchaba con su traje llamativo a esperar tranquilamente que su esposo fuera a reunirse con ella.
Supongo que, cuando asesinaron a la pobre Margery, parte de la sangre debió empapar el traje de baño de Carol y, al ser de color rojo, no lo notaron, tal como dice miss Marpie.

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