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La pequeñez de alma va siempre acompañada de la timidez del lenguaje, de la manía de quejarse, de la desconfianza que desespera de todo, y de la bajeza que degrada los corazones.
CAPÍTULO VIII
CARACTERES GENERALES Y CONSECUENCIAS DE LA VIRTUD Y DEL VICIO
Hablando en general, lo propio de la virtud es procurar al alma una buena disposición moral, darle movimientos tranquilos y ordenados, y por consiguiente una armonía perfecta entre todas las partes que la componen. Y así un alma bien constituida parece el verdadero modelo de un Estado y de una ciudad. La virtud hace bien a los que lo merecen; ama a los buenos; no se complace en castigar a los malos, ni en vengarse de ellos; se complace, por lo contrario, en ejercer la piedad, la clemencia y el perdón. Los compañeros habituales de la virtud son: la probidad, la hombría de bien, la rectitud de corazón y la serenidad que sólo alienta buenas esperanzas. Además hace que amemos, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, a nuestros huéspedes; en fin, nos hace amar a los hombres y todo lo que es bello. En una palabra, todas las cualidades que nos proporciona son dignas de alabanza y de estimación. Las consecuencias del vicio son las absolutamente contrarias.
FIN DEL TRATADO DE LAS VIRTUDES Y DE LOS VICIOS