Robin Hood (Anónimo) Libros Clásicos

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Dado que Robin y sus hombres se veían obligados a intervenir en numerosas ocasiones, debían
organizarse. Aun fuera de la ley, era necesario que todos tuvieran claro cómo actuar en cada caso
y qué propósitos perseguían.
Para ello, Robin creyó conveniente poner unas normas que todos cumplieran por igual.
Movido por este deseo, un día Robin reunió a sus hombres y les comunicó sus planes:
-Compañeros, cada día son más las personas que acuden a nosotros en busca de auxilio. Como
sabéis, estamos declarados proscritos. Efectivamente, no acatamos las normas del príncipe Juan,
ni nunca lo haremos. En cambio, sí acatamos las leyes divinas y las tendremos siempre
presentes. Serán nuestra verdadera guía. Nuestro fin ha de ser hacer el bien: socorrer a pobres y
necesitados, luchar contra cualquier injusticia, respetar a mujeres, niños y ancianos, y atacar sólo
en defensa propia.
Tras los calurosos aplausos con los que mostraron su total adhesión a las palabras de Robin,
todos los hombres juraron cumplir aquellos principios.
Paulatinamente, el número de miembros de la banda de Robin había ido aumentando de
manera considerable. Unas veces se unía a ellos algún joven que había presenciado una gloriosa
acción; en otras ocasiones eran personas que penetraban en el bosque y pedían ser admitidas y,
en todos los casos, eran gentes orgullosas de poder pertenecer al valeroso ejército de Robin
Hood.
Entre los numerosos compañeros de Robin, había dos con los que se sentía especialmente
identificado: John Mansfield y Much.
John Mansfield, al que todos llamaban Johnny, era un gran hombretón, alto y robusto. Estaba
dotado de una fuerza sobrehumana y el mismo Robin había tenido oportunidad de comprobarlo en
sus propias carnes.
Fue el día en que se conocieron. Robin, seguido de sus hombres en fila india, atravesaba un
angosto puente sobre un río. Por el otro extremo avanzaba un desconocido. Como era imposible
pasar a la vez en less dos direcciones, Robin le gritó que retrocediera. El bravo desconocido se
negó a ser él quien lo hiciera, y se enzarzaron en una pelea.

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