Cinco Semanas en Globo (Julio Verne) Libros Clásicos

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en el porvenir, puesto que el porvenir no es sino un presente algo más lejano.
~¿Qué dices? -replicó Kennedy, encogiéndose de hombros-. Eres un fatalista.
-Fatalista en el buen sentido de la palabra. No nos preocuparemos de lo que la suerte
nos reserva y no olvidemos jamás nuestro proverbio inglés: «Haga lo que haga, no se
ahogará quien ha nacido para ser ahorcado.»
No había nada que responder, lo que no impidió a Kennedy eslabonar una serie de
argumentos fáciles de imaginar, pero que resultaría interminable reproducir aquí.
-En fin -dijo, después de una hora de discusión-, si te empeñas en atravesar África, si
ello es necesario para tu felicidad, ¿por qué no tomas los caminos ordinarios?
-¿Por qué? -respondió el doctor, animándose-. ¡Porque hasta ahora todas las tentativas
han fracasado! ¡Porque desde Mungo-Park, asesinado en el Níger, hasta Vogel, que
desapareció en el Wadal; desde Oudney, muerto en Murmur, y Clapperton, muerto en
Sackatou, hasta Maizan, hecho pedazos; desde el mayor Laing, asesinado por los tuaregs,
hasta Roscher de Hamburgo, degollado a principios del 1860, se han inscrito numerosas
víctimas en el martirologio africano! ¡Porque luchar contra los elementos, contra el
hambre, la sed y la fiebre, contra los animales feroces y contra tribus más feroces aún es
imposible! ¡Porque lo que no se puede hacer de una manera, debe intentarse de otra! ¡En
fin, porque cuando no se puede pasar por en medio, se pasa por un lado o por encima!
-¡Si no se tratase más que de pasar! -replicó Kennedy-. ¡Pero es posible caerse!
-Y bien -repuso el doctor con la mayor sangre fría-, ¿qué puedo temer? Como
supondrás, he tomado mis precauciones para no sufrir una caída del globo; y, si éste me
fallase, me hallaría en tierra en las condiciones normales de los exploradores. Pero mi
globo no me fallará; ni siquiera considero tal posibilidad.
-Pues es menester considerarla.
-No, amigo Dick. No pienso separarme de mi globo hasta que haya llegado a la costa
occidental de África. Con él, todo es posible; sin él, quedo expuesto a los peligros y
obstáculos naturales de tan difícil expedicion; con él, ni el calor, ni los torrentes, ni las
tempestades, ni el simún, ni los climas insalubres, ni los animales salvajes, ni los hombres
pueden inspirarme miedo alguno.

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