Página 26 de 207
que contiene tiende a dilatarse y no tardaría en romper la envoltura. Así pues no se suelen
llenar más que dos terceras partes.
Pero el doctor, a consecuencia de cierto proyecto que solamente él conocía, resolvió no
llenar más que la mitad de su aeróstato, y como tenía que llevar cuarenta y cuatro mil
ochocientos cuarenta y siete pies cúbicos de hidrógeno, dio a su globo una capacidad casi
doble.
Lo concibió con esa forma alargada que se sabe es la preferible. El diámetro horizontal
era de cincuenta pies y el vertical de setenta y cinco; así obtuvo un esferoide, cuya
capacidad ascendía, en cifras redondas, a noventa mil pies cúbicos.
Si el doctor Fergusson hubiese podido emplear dos globos, habrían aumentado sus
probabilidades de éxito, porque en caso de romperse uno en el aire, es posible, echando
lastre, sostenerse por medio del otro. Pero la maniobra de dos aeróstatos resulta muy
difícil cuando se trata de que conserven una fuerza de ascension igual.
Después de haber reflexionado largamente, Fergusson mediante una disposicion
ingeniosa, reunió las ventajas que ofrecen dos globos evitando sus inconvenientes.
Construyó dos de desigual volumen y metió uno dentro de otro. El globo exterior, que
conservó las dimensiones citadas, contuvo otro más pequeño, de la misma forma, que
sólo tenía cuarenta y cinco pies de diámetro horizontal y sesenta y ocho de diámetro
vertical. La capacidad de este globo interior no era, pues, mas que de sesenta y siete mil
pies cúbicos. Debía nadar en el fluido que lo envolvía, y de uno a otro globo se abría una
válvula que, en caso necesario, permitia ponerlos en comunicacion uno con otro.
Esta disposición presentaba la ventaja de que, si era preciso dar salida al gas para bajar,
se dejaría escapar el del globo grande; de este modo, aun en caso de que hubiera que
vaciarlo por completo, el pequeño quedaría intacto. Entonces era posible desembarazarse
de la cubierta exterior como de un peso inútil, y el segundo aeróstato, al quedar solo, no
ofrecía al viento el asidero que le dan los globos medio hinchados.
Además, en caso de accidente, por ejemplo, si el globo exterior sufría un desgarrón, se
jugaba con la ventaja de que el otro quedaba ileso.
Los dos aeróstatos se construyeron con un tafetán asargado de Lyon, untado de