Divina Comedia (Dante Alighieri) Libros Clásicos

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bastantes para ti?": "aún más, excelsas". 135
Y sea aquí saciada nuestra vista.»

CANTO XIX

¡Oh Simón Mago! Oh mfseros secuaces 1
que las cosas de Dios, que de los buenos
esposas deben ser, como rapaces 3

por el oro y la plata adulteráis!
sonar debe la trompa por vosotros,
puesto que estáis en la tercera bolsa. 6

Ya estábamos en la siguiente tumba,
subidos en la parte del escollo
que cae justo en el medio de aquel foso. 9

¡Suma sabiduría! ¡Qué arte muestras
en el cielo, en la tierra y el mal mundo,
cuán justamente tu virtud repartes! 12

Yo vi, por las orillas y en el fondo,
llena la piedra livida de hoyos,
todos redondos y de igual tamaño. 15

No los vi menos amplios ni mayores
que esos que hay en mi bello San Juan, 17
y son el sitio para los bautismos; 18

uno de los que no hace aún mucho tiempo 19
yo rompí porque en él uno se ahogaba:
sea esto seña que a todos convenza. 21

A todos les salían por la boca
de un pecador los pies, y de las piernas
hasta el muslo, y el resto estaba dentro. 24

Ambas plantas a todos les ardían;
y tan fuerte agitaban las coyundas,
que habrían destrozado soga y cuerdas. 27

Cual suele el llamear en cosas grasas
moverse por la extrema superficie,
así era allí del talón a la punta. 30

«Quién es, maestro, aquel que se enfurece
pataleando más que sus consortes
-dije- y a quien más roja llama quema?» 33

Y él me dijo: «Si quieres que te lleve
allí por la pendiente que desciende,
él te hablará de sí y de sus pecados.» 36

Y yo: «Lo que tú quieras será bueno,
eres tú mi señor y no me aparto
de tu querer: y lo que callo sabes.» 39

Caminábamos pues el cuarto margen:
volvimos y bajamos a la izquierda

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