Página 2 de 65
mañana.
LORD DARLINGTON.- ¡Admirables! (Viendo el
abanico sobre la mesa.) Y ¡qué maravilloso abanico!
¿Me permite usted que lo vea?
LADY WINDERMERE.- Véalo usted. ¿Es bonito,
verdad? Y tiene pintado mi nombre. Acabo de
6
EL ABANICO DE LADY WINDERMERE
recibirlo. Es el regalo de mi marido. ¿No sabe usted
que hoy es mi cumpleaños?
LORD DARLINGTON.- ¿Sí? ¿De veras?
LADY WINDERMERE.- Sí, hoy entro en mi
mayor edad. Día importantísimo en mi vida, ¿eh?
Por eso esta noche doy un baile. Pero siéntese usted.
(Continúa arreglando las flores.)
LORD DARLINGTON.- (Sentándose.) Siento no
haber sabido que era su cumpleaños, lady
Windermere. Habría alfombrado de flores su calle,
para que usted las pisara. ¿Qué más hubieran
podido desear ellas? (Pausa breve.)
LADY WINDERMERE.- La otra noche, en el
baile del Ministerio de Estado, estuvo usted un
tanto inconveniente, lord Darlington. Y lamentaría
volviese usted a las andadas.
LORD DARLINGTON.-¿Que estuve
inconveniente, lady Windermere? ¿Pues qué hice?
(Entra PARKER, seguido de un criado, por el fondo, con
una mesita y un servicio de té.)
LADY WINDERMERE. - Póngalo usted ahí,
Parker. Está bien. (Sécase las manos con su pañuelo, se
7
OSCAR WILDE
dirige hacia la mesita del té, a la izquierda, y se sienta.)
¿Quiere usted acercarse, lord Darlington?
(Salen PARKER y el criado por el fondo.)
LORD DARLINGTON.- (Coge una silla y se acerca.)
Me tiene usted con el alma en un hilo, lady Windermere.
Hasta que me explique usted qué es lo que
hice, no podré tranquilizarme. (Se sienta a la mesita.)
LADY WINDERMERE.- ¿Y me lo pregunta
usted? Pues, estarme diciendo cumplidos toda la
noche.
LORD DARLINGTON.- (Sonriendo.) ¿Y eso es
estar inconveniente?
LADY WINDERMERE.- No, no se sonría usted.
Le estoy hablando muy en serio. No me gustan, ni
poco ni mucho, los cumplidos, y me parece absurdo
que haya quien se figure halagar extraordinariamente