Los amores (Ovidio) Libros Clásicos

Página 11 de 83

Se propuso mancillar el tálamo púdico de los esposos, y no faltó a su lengua una pérfida elocuencia. Por casualidad fui una vez testigo de sus discursos, oyéndola, detrás de la puerta que me ocultaba, dar tales consejos: «Luz de mi vida, sabes que ayer cautivaste a un joven opulento, que se detuvo y quedó largo rato suspenso contemplando tu linda cara. ¿A quién no cautivarás? A ninguna cedes en belleza; pero, ¡qué desgracia!, el atavío de tu cuerpo no responde a tus hechizos. Quisiera que fueses tan feliz como hermosa, y yo no sería pobre viviendo tú en la abundancia. Tuviste que sufrir el rigor de la estrella contraria de Marte; Marte ha desaparecido y Venus te favorece con sus señales. Observa su aparición, te es propicia, un rico amante te solicita y se dispone a darte cuanto te falta. Es además tan hermoso, que podría compararse contigo; si él no pretendiese comprar tus favores, deberías tú comprar los suyos.» La joven se ruborizó. «El pudor -continúa- enciende la blancura del rostro; disimulado aprovecha, y verdadero suele dañar. Cuando le mires bajando con modestia al suelo la vista, tus miradas deben guardar proporción con los regalos que te ofrezca. Tal vez en el reinado de Tacio las adustas Sabinas no quisieran pertenecer a muchos amantes; pero hoy Marte impulsa a los romanos contra los pueblos extranjeros, y Venus reina en la ciudad de su Encas. Hermosas, gozad vuestra juventud: es casta la que ninguno pretende, y si la cortedad no se lo impide, es la mujer la misma que ruega. Desaparezcan luego esas arrugas que surcan tu frente; las arrugas celan muchos crímenes. Penélope sometió a la prueba del arco las fuerzas de sus jóvenes pretendientes, y el arco que acreditaba los bríos era de cuerno. El tiempo volador resbala sin sentir y se nos escapa como el impetuoso río se precipita con las aguas que recibe en tributo. El metal se abrillanta con el frote, un buen vestido desea que lo luzcan, y se deteriora la casa abandonada por su mala situación. La hermosura envejece pronto si nadie le rinde sus obsequios; no le basta uno que otro amante, la presa arrancada de muchos es más segura y se envidia menos; los lobos encanecidos buscan las mejores presas en los gran­des rebaños.

Página 11 de 83
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:



Diccionario: