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Et faziendo esto, tengo que ésta es la mejor manera que vós podedes tomar para salvar el alma, guardando vuestro estado et vuestra onra. Et devedes crer que por estar en servicio de Dios non morredes ante, nin bivredes más por estar en vuestra tierra. Et si muriéredes en serviçio de Dios, biviendo en la manera que vos yo he dicho, seredes mártir et muy bien aventurado, et aunque non murades por armas, la buena voluntat et las buenas obras vos farán mártir, et aun los que mal quisieren dezir, non podrían; ca ya todos veyen que non dexades nada de lo que devedes fazer de cavallería, mas queredes seer cavallero de Dios et dexades de ser cavallero del diablo et de la ufana del mundo, que es falleçedera.
Agora, señor conde, vos he dicho el mío consejo segund me lo pidiestes, de lo que yo entiendo cómo podedes mejor salvar el alma segund el estado que tenedes. Et semejaredes a lo que fizo el rey Richalte de Inglaterra en el sancto et bien fecho que fizo.
Al conde Lucanor plogo mucho del consejo que Patronio le dio, et rogó a Dios quel’ guisase que lo pueda fazer como él lo dizía et como el conde lo tenía en coraçón.
Et veyendo don Johan que este exiemplo era bueno, mandólo poner en este libro, et fizo estos viessos en que se entiende abreviadamente todo el enxienplo. Et los viesos dizen así:
Qui por cavallero se toviere, más deve desear este salto, que non si en la orden se metiere,
o se ençerrasse tras muro alto.
Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:
Exemplo IV
De lo que dixo un genovés a su alma, cuando se ovo de mori
Un día fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et contával’ su fazienda en esta manera:
-Patronio, loado a Dios, yo tengo mi fazienda assaz en buen estado et en paz, et he todo lo que me cumple, segund mis vezinos et mis eguales, et por aventura más.