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Su amigo está junto a su cabecera. Tengan la bondad de seguir la luz.
Una llamita verde pálido surgió de la nada y revoloteó sobre los peldaños que tenían delante.
Marco volvió a poner la mano en el brazo de Tabitha y tiró de ella.
-Ven, hermana dijo en voz alta-. Hannah nos espera.
Tabitha se soltó.
-¿Dónde estamos?
-Bienvenidos al Sueño de los Justos... -empezó a decir el ambiente.
-Gracias -dijo Marco . Hannah trabaja aquí.
Los ojos de Tabitha bajaron hacia la escalinata sepulcral y se posaron en el fuego fatuo que les aguardaba. Los cortinajes funerarios parecían emanar oleadas de aire frío.
-Estamos en las criobóvedas, ¿verdad?
-Así es -murmuró Marco en un tono casi imperativo.
-Y aparte de ser vuestro agente, Hannah... ¿También dirige este negocio?
-Claro.
Tabitha se encaró con él.
-No me mientas -dijo-. Está muerta, ¿verdad?
-Hasta cierto punto.
-Olvídalo-dijo Tabitha.
-Vamos, Tabitha, confía en mi por una vez, ¿quieres? -dijo Marco. Todo
irá bien.
-Muchas personas sufren cierta tensión emocional durante estos encuentros -sugirió el ambiente con amabilidad-. Puede que su hermana
desee tomar un tranquilizante.
-Está muerta -dijo Tabitha.
-Tiene tu dinero -dijo Marco.
La llamita verde seguía bailoteando lentamente por encima de los
peldaños. -¿Prefiere esperar unos momentos para poder tranquilizarse y hacer los
preparativos espirituales necesarios? -le preguntó el ambiente.
-No -dijo Tabitha moviendo bruscamente la cabeza-. Vamos.
Los cortinajes color púrpura se abrieron por sí solos y la llamita verde se
deslizó entre ellos.
Tabitha Jute siguió al grupo y entró en los pasillos y salones de Sueño Justo con el corazón en un puño. Volvían a estar en los túneles-colmena de Plenty.
Por lo menos aquella sección había sido civilizada, lo cual era un alivio. Todos los suelos estaban cubiertos con un rociado de espuma y había antorchas atmosféricas colocadas en soportes cubiertos de adornos. El triste lamento del arpa parecía llamarles, y la llamita verde se movía delante de ellos flotando majestuosamente entre los cortinajes y tapices. El grupo la siguió mientras Tal ejecutaba acrobacias sobre la aparición ígnea, que no les prestó ni la más mínima atención.
Los pasillos del Sueño de los Justos estaban bastante fríos.
Dejaron atrás umbrales cubiertos por cortinas.