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al aire su dulce voz.
Dentro MÚSICOS
MÚSICOS: "A tanta admiración
suspenso queda en su carrera el sol."
En la gruta SEMÍRAMIS, suenan golpes
SEMÍRAMIS: Tiresias, si hoy no dispensas
las leyes de esta prisión,
donde sepultada vivo,
la muerte me daré hoy.
TIRESIAS: Del acero de mi vida
ya tres los imanes son;
éste llama con más fuerza,
a responder a éste voy.
¿Qué das voces?
Se abre la puerta, y sale SEMÍRAMIS, vestida de pieles
SEMÍRAMIS: Dos acentos,
que a un tiempo el aire veloz
pronuncia, dando a mi oído
ambos de equivocación,
por no haberlos escuchado
jamás, que jamás llegó
a mi noticia el ruidoso
aparato de su voz,
la cárcel romper intentan
donde aprisionada estoy
desde que nací; ¿porqué
confusamente los dos
me elevan y me arrebatan?
Éste que dulce sonó,
con dulces halagos, hijos
de su misma suspensión;
éste que horrible, con fieros
impulsos, tras quien me voy,
sin saber dónde; que iguales
me arrancan el corazón
blandura y fiereza, agrado
y ira, lisonja y horror;
cuándo, un estruendo a esta parte,
cuándo a ésta una admiración;
ésta adormece al sentido,
ésta despierta el valor,
repitiéndome los ecos
del bronce y de la canción.
Todo junto música y cajas
MÚSICOS: "A tanta admiración
suspenso queda en su carrera el sol."
TIRESIAS: No en vano yo me recelo
que fuese despertador
del letargo de tu vida
ese confuso reloj
de los vientos, que hoy ha hecho
desacertado el rumor.
Hablarte quise, porque
esas novedades dos
temí siempre que engendrasen
en tu altiva condición