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MENÓN Nada me causa pavor;
a romper me determino
las puertas. Horrible monstruo,
que aquí encerrado has vivido,
sal a ver el sol.
Sale SEMÍRAMIS
SEMÍRAMIS: ¿Quién llama?
MENÓN: Mejor dijera divino
monstruo, pues truecas las señas
de lo rústico en lo lindo,
de lo bárbaro en lo hermoso,
de lo inculto en lo pulido,
lo silvestre en lo labrado,
lo miserable en lo rico.
SEMÍRAMIS: No menos me admira a mí
confundir, cuando te admiro,
las equivocadas señas
de lo piadoso y lo altivo,
de lo gallardo y lo fuerte,
de lo amable y de lo esquivo.
CHATO: Si todos los monstruos son
como aqueste monstruocico,
yo pienso llevarme uno,
dos o tres, o cuatro o cinco.
MENÓN: ¿Quién eres? Cómo o porqué
aquí encerrada has vivido,
me cuenta.
SEMÍRAMIS: Lo que de mí
sé, por lo que otro me dijo,
escucha, bizarro joven,
a quien con vergüenza miro,
porque el segundo hombre eres
que hasta hoy cara a cara he visto;
Arceta, una ninfa bella
que en estos campos floridos
fue consagrado a Dïana
en todos sus ejercicios,
festejada de un amante,
fue pagando con desvíos
las finezas; que lo ingrato
sólo en la mujer no es vicio.
El, a este templo de Venus
una y muchas veces vino,
como era madre de amor,
a rendirle sacrificios.
Venus, del culto obligada,
ya que quererle no hizo,
hizo que hallarla pudiese
en el despoblado sitio
de este monte, donde necio
hizo el mérito delito.
Bajo género de amor
debe de ser en los ritos
suyos, que yo hasta agora ignoro,
la violencia, si imagino
que no quiso como noble