Nadie fíe su secreto (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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LÁZARO: Pues tesoro que no es oro
mejor le sabrá gastar.
Y mira que este conceto
has de conocer después;
que el más avariento es
liberal de su secreto.
Santo llaman al callar
su secreto el que es discreto;
mas, por Dios, que San Secreto
ya no es fiesta de guardar.
Día de trabajo aguarde
a quien tan caro le cuesta,
y pues quebrantas la fiesta,
no quieras que otro la guarde.
CÉSAR: Repartida el alegría,
el gusto suele doblar;
pues ¿a quién se ha de fïar
si a un amigo no se fía?
LÁZARO: Que se dobla es argumento
a mi opinión oportuno;
pues lo que se dice a uno
vienen a saberlo ciento.
Y así que se dobla es cierto;
mas cuando doblarle ves,
doblez del amigo es,
por el secreto que ha muerto.

Pero mira, que a la puerta
siento ruido.
CÉSAR: ¡Advierte agora
con qué industria la Fortuna
hoy esta ocasión me estorba!
Dentro de su casa estoy.
LÁZARO: Es verdad, pero no pongas
la seguridad en eso;
que al fin se canta la gloria.

Sale ELVIRA


ELVIRA: ¿Es don César?
CÉSAR: Sí, yo soy.
ELVIRA: Mientras sale mi señora,
quiero cerrar esta puerta.
CÉSAR: Mejor dirás que el aurora
sale, a mi temor confuso
desvaneciendo las sombras.
Bien haya cuanto esperé,
desdichas, llantos, congojas,
si a costa de aquellas penas
Amor estos gustos compra.

Sale doña ANA


ANA: No dudo que habrás culpado
mi atrevimiento.

Sale ELVIRA


ELVIRA: Señora,
mi señor está a la puerta.
ANA: ¿Qué dices?
CÉSAR: ¿Qué poco importa
contra la estrella la industria?
LÁZARO: ¿Qué hemos de hacer?
ANA: Que te escondas
será fuerza.
CÉSAR: ¿Dónde puedo?
ANA: Ésta es una cuadra sola
donde él entra pocas veces

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