El año Santo en Roma (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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AMOR Con ver que la jornada es vivir, 175 la primer patria nacer y la posada morir.
HOMBRE Pues ¿cómo es posible estén varias las sendas, si infieren a los ojos que las ven 180 un fin?
AMOR Como todos mueren y no todos mueren bien.
HOMBRE ¿Y qué senda es la mejor?
AMOR La que me siguiere a mí.
HOMBRE ¿Cómo te llamas?
AMOR Amor. 185
HOMBRE Parece... perdona…
AMOR Di.
HOMBRE Que implica.
AMOR ¿Por qué?
HOMBRE Es error pensar que Amor, siendo ciego, guíe bien.
AMOR No es, que no soy Amor de lascivo fuego. 190
HOMBRE ¿Pues qué?
AMOR Amor que amando voy a Dios y al prójimo luego.
HOMBRE Aun por eso, peregrino eres. ¿Dónde es tu camino?
AMOR A la ciudad militante 195 que, corte de la triunfante Jerusalén, imagino hallar sus puertas abiertas, ya que cerradas sus puertas estuvieron hasta aquí. 200
HOMBRE ¿Cerradas sus puertas?
AMOR Sí.
HOMBRE Suplícote que me adviertas de qué puertas esas son.
AMOR Son las Puertas del perdón.
HOMBRE ¿Y quién sabe donde están? 205
AMOR La Apocalipsi de Joan en su celestial Sión.
HOMBRE ¿Pues a qué se abren?
AMOR A intento...
HOMBRE ¿De qué?
AMOR De feliz hacerte.
HOMBRE ¿A mí?
AMOR A ti.
HOMBRE Saber intento 210 de qué suerte.
AMOR Desta suerte.
HOMBRE Prosigue pues.
AMOR Oye atento. Que es el hombre peregrino en su patria, pues el centro de la tierra, que le engendra 215 en sí le tiene violento hasta que vuelve a cobrarle, cuando, en cenizas resuelto, entrañas que fueron cuna le sirven de monumento, 220 que es el hombre peregrino en su patria, a decir vuelvo, principio tan asentado es de todos, que no tengo necesidad de probarle 225 con ociosos argumentos, supuesto que con mi voz antes de ahora lo dijeron Job en sus lamentaciones, Jeremías en sus Trenos, 230 y con David en sus Salmos Salomón en sus Proverbios; y así, pasando a la causa de ser peregrino, intento explicarla, y es que como 235 el Hombre vive compuesto de cuerpo y alma, en quien siempre batallan los dos extremos de la materia y la forma, con lo caduco y lo eterno, 240 siempre en doméstica lid viven los dos, porque siendo él un rústico villano, hijo del polvo y del viento, y ella un espíritu noble, 245 nacida en mejor imperio, mal avenidos y mal hallados y descontentos, porfían a desatarse él del yugo que le han puesto 250 y ella de las ataduras de las cárceles del cuerpo, de cuya desigualdad nace el encontrado afecto que los tray siempre de paso 255 anhelando y pretendiendo de aquella vital unión romper los impedimentos, él por volverse a la tierra, y ella por volverse al cielo, 260 con lo cual, siendo la vida peregrinación, pasemos de una vez a qué camino es el mejor y más cierto.

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