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CULTO Y más hoy, que es más debido ir al templo que al palacio.
LASCIVIA Fatigados peregrinos que de las humanas sendas 1120 penetráis los laberintos.
LUZBEL Oíd, que de la torre os llaman.
HOMBRE Y es el más bello prodigio que vieron jamás mis ojos.
LASCIVIA Si el cansancio del camino 1125 quereis aliviar, aquí posada, puerto y abrigo tendréis; no paséis a otra, veréis como en ella os sirvo; llegad, refrescad, que en este 1130 vaso está el precioso vino de los néctares con que a los caminantes brindo.
LUZBEL Lleguemos allá.
HOMBRE
Y ALBEDRÍO Lleguemos.
UNOS Tente, Hombre.
Pónenseles delante.
OTROS Tente, Albedrío. 1135
TODOS No allá vais.
LOS DOS ¿Por qué?
AMOR Porque ese es el fiero vestiglo que vio Juan sobre la bestia de siete cuellos distintos brindar con el vino que es 1140 veneno de los sentidos.
ALBEDRÍO Sea vino y sea veneno, que no hay mal veneno en vino.
Porfían a posar.
HOMBRE ¿Pues una vez que llegamos a ver un pequeño alivio 1145 me le embarazáis? ¿No es rigor el que usáis conmigo?
TODOS No, sino piedad.
HOMBRE ¿Quién deja después que por breñas vino tan ásperas, de gozar 1150 de la posada el cariño?
LUZBEL Vuelve, Lascivia, a llamarlos.
LASCIVIA Llegad, llegad, peregrinos; abierta tenéis la puerta donde todos los sentidos 1155 hallan su objeto: la vista entre aparadores ricos de plata y oro; entre dulces instrumentos el oído; entre aromas el olfato; 1160 entre manjares distintos el gusto; y el tacto entre lechos de pluma mullidos, cuyas delicias retratan el primero Paraíso. 1165
LUZBEL ¿Quién no agradece hospedaje tan noble?
ALBEDRÍO También lo digo.
LUZBEL ¿No venís?