Página 15 de 58
saber don Juan que he tenido
otra sospecha; y así
fingir me conviene aquí
que su disculpa he creído,
porque menos recatado
le pueda después seguir,
saber quién es, y salir
de una vez de este cuidado).
Pues, si venís a buscar
un hombre, ¿por qué os turbó
el verme a mí?
MOSCATEL: Porque yo
soy muy fácil de turbar.
JUAN: Ea, id con Dios.
MOSCATEL: Que a los dos
guarde.
[a MOSCATEL]
JUAN: A don Alonso di
que se quite luego de ahí.
Vase MOSCATEL
PEDRO: Don Juan, luego vuelvo. Adiós.
JUAN: ¿Dónde vais?
PEDRO: Vuelvo a buscar
unas cartas que perdí.
JUAN: No habéis de salir de aquí,
u os tengo de acompañar.
PEDRO: (Algo, sin duda, ha entendido
de mi enojo; fuerza es
deslumbrarle). Venid pues.
JUAN: (Bien hasta aquí ha sucedido,
pues sin sospechar en mí,
asistirle a todo puedo).
Vanse. Salen INÉS, y luego LEONOR
INÉS: Confusa de mirar quedo
lo que ha sucedido aquí.
Informarse tan severo,
cobrarse tan recatado,
hablar con él tan pesado,
y seguirle tan ligero
muchos efectos han sido.
No sé qué ha de suceder.
[Entrando LEONOR dice a BEATRIZ dentro]
LEONOR: ¡Válgate Dios por mujer!
¡Qué temeraria has nacido!
INÉS: Señora, ¿qué te ha pasado;
que tan colérica vienes?
LEONOR: Que no me escuchó Beatriz
porque ha estado impertinente,
con más soberbia que nunca,
tan cansada como siempre.
Dice que dirá a mi padre
el suceso.
INÉS: Cuando vienen
los pesares, nunca, ¡ay triste!,
vienen solos, pues de suerte
se eslabonan unos de otros
que, enredándose crüeles,
es víspera del segundo
el primero que sucede.
Aquel hombre que dejaste
aquí, para que supiese
yo quién era, te buscaba
a ti, señora, con este
papel; que don Juan no quiso,