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le quiero canonizar
y hacer fiesta de guardar.
BEATRIZ: Pues si eso ha de ser así,
yo he de fïarme de ti.
A este galán caballero
agradecer, Inés, quiero
lo que ha pasado por mí.
Pero no quisiera que él
sepa que lo siento yo,
porque ser piadosa, no
es dejar de ser crüel.
A mi obligación fïel,
y fiel a mi honor, que intente
saber de él mi fe consiente,
no por él, sino por mí.
INÉS: Claro está que será así.
(¡Ay, señores, que ya siente!) Aparte
BEATRIZ: Quisiera que te llegaras,
como que de ti salía
a visitarle, Inés mía,
y de su mal te informaras.
INÉS: ¿Y qué más?
BEATRIZ: Que le llevaras
una banda, y le dijeras
que tú la ladrona eras
del favor.
INÉS: Está muy bien;
y haré este papel tan bien
como tú misma lo hicieras.
Dame la banda, y verás
cuál mi chinelita anda.
BEATRIZ: Yo voy, Inés, por la banda;
pero mira que jamás
nada a Leonor le dirás.
INÉS: Nada le diré a Leonor.
Vase BEATRIZ y sale LEONOR
¡Victoria por el Amor!
LEONOR: ¿De qué es el contento, Inés?
INÉS: Yo te lo diré después,
aunque primero es mejor,
que reviento, te prometo,
porque en Dios y mi conciencia
que hizo vuestra diligencia
en Beatriz un grande efeto.
LEONOR: ¿Qué fue?
INÉS: Encargóme un secreto,
y fue haberme encomendado
que le cuente de contado;
claro es, pues cuando no fuera
por decirlo, lo dijera
por habérmelo encargado.
De Beatriz la fantasía
ya don Alonso rindió;
en tal lenguaje le habló
que, a pesar de su porfía,
conmigo una banda envía;
en fin, en fin, ha de ser
mujer cualquiera mujer.
Por la banda quiero ir,
y, pues te lo he de decir
yo, tú no lo has de saber.