Pesos falsos

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El dinero del Oriente, acuñado en tamaños y pesos variables para permitir que los viajeros sean engañados, es demasiado complejo para nuestros matemáticos, de modo que al describir el comercio entre orientales simplificaremos las cosas hablando en dólares y centavos.
El pelo de camello, que se utiliza en la confección de chales y de costosas alfombras, es reunido por lo que se denomina gente común y vendido por intermedio de un comisionista, en grandes o pequeñas cantidades, a los comerciantes. Para asegurar imparcialidad, el comisionista nunca compra para sí sino que, al recibir una orden de compra, busca a alguien que desee vender y cobra un dos por ciento de la transacción. No obstante, manipulando la balanza, siempre se las arregla para aumentar sus beneficios por medio del engaño, especialmente si el cliente es lo suficientemente inexperto como para depositar confianza en su palabra o en sus pías exclamaciones.

Aprovecho la ocasión para dirigir la atención hacia un bonito acertijo relacionado con la transacción que ilustra la simplicidad de los métodos. Al recibir un embarque de pelo de camello, el comisionista lo colocó en el brazo corto de su balanza, como para ganar una onza más por libra, pero cuando la vendió cambió los platillos para entregar una onza menos por cada libra, y así ganó $25 gracias a su fraude. (Recordemos que una libra son 16 onzas).

Parece ser -y en verdad es- un problema muy simple, con datos claros suficientes. No obstante, exigirá la inteligencia de un contable experto para calcular la respuesta correcta a la pregunta: ¿cuánto pagó el comisionista por la mercadería?

Solución en página siguiente.

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