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labores, que es la obra que debe realizarse, la [185] Tirana no volvería a
su antigua grandeza, pues los metales de esas minas irán a Iquique para su
beneficio, por su mucha mayor proximidad al mar, por las ventajas, del
inmediato ferrocarril.
Los descendientes de los antiguos mineros, sin embargo aún no se
olvidan de la Tirana; a sus expensas se ha levantado una muy bonita
Iglesia, aún no concluida. En la Tirana sólo encontré a un señor
Contreras, único beneficiador existente de metales; los jóvenes actuales
de esa población tienen a menos el aprender tal oficio; prefieren ocuparse
de tocar la guitarra o bailar la chilena.
Por un olvido no me he ocupado del vallecito de Quisma, de que sólo
he hecho pasajera mención.
El valle de Quisma es muy angosto; en algunos puntos no tendrá sino
200 varas de ancho; es regado por varias reducidas vertientes, que se
reúnen en pequeños estanques, y a pesar de su reducida agricultura
mantiene una numerosa población. Produce vino, de que ya he hablado; y
unos higos muy pequeños, pero sobremanera dulces y agradables.
Saliendo de la Tiraca hacia la Noria, se lleva rumbo al oeste,
dejándose a la izquierda el cerro Alto de la Rinconada. El camino es
llano, pero arenoso, cubierto de muchos algarrobos. De la Tirana hay tres
leguas a la Boca de la Quebrada de Pasos. De la base de los cerros, que
forman esa quebrada, se ha sacado algún caliche; esto dio lugar a que esa
Quebrada fuese objeto de un gran negocio. Todo el plano de la Quebrada se