Página 16 de 36
millón. La mayoría de nosotros progresamos com mucha lentitud. Pasamos de
un mundo a otro casi exactamente igual, olvidando en seguida de donde
habíamos venido, sin preocuparnos hacia donde íbamos, viviendo solo el
momento presente. ¿Tienes idea de cuántas vidas debimos cruzar antes de
que lográramos la primera idea de que hay mas en la vida que comer, luchar. o
alcanzar poder en la Bandada? ¡Mil vidas, Juan, diez mil! Y luego cien vidas
más hasta que empezamos a aprender que hay algo llamado perfección, y
otras cien para comprender que la meta de la vida es encontrar esa
perfección y reflejarla. La misma norma se aplica ahora a nosotros, por
supuesto: elegimos nuestro mundo venidero mediante lo que hemos aprendido
de éste. No aprendas nada, y el próximo será igual que éste, con las mismas
limitaciones y pesos de plomo que superar.
Extendió sus alas y volvió su cara al viento.
-Pero tú, Juan -dijo-, aprendiste tanto de una vez que no has tenido que
pasar por mil vidas para llegar a esta.
En un momento estaban otra vez en el aire, practicando. Era difícil mantener
la formación cuando giraban para volar en posición invertida, puesto que
entonces Juan tenía que ordenar inversamente su pensamiento, cambiando la
curvatura, y cambiándola en exacta armonía con la de su instructor.
-Intentemos de nuevo -decía Rafael una y otra vez-: Intentemos de nuevo. -Y
por fin-: Bien. -Y entonces empezaron a practicar los rizos exteriores.
Una noche, las gaviotas que no estaban practicando vuelos nocturnos se
quedaron de pie sobre la arena, pensando.