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Lord Trask, esto es algo maravilloso para mí. No ha sido agradable para un capitán sin navío estar viviendo de la bondad de un desconocido. Sin embargo, me sabría mal que usted pensase, alguna vez, que yo había progresado en mi propia fortuna a expensas de la suya.
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No se preocupe por eso. Si alguien debe aprovecharse, que sea usted. Necesito un capitán espacial y su desgracia es mi propia buena suerte.
Harkaman empezó a llenar de tabaco su pipa.
¿Ha estado alguna vez fuera de Gram? - preguntó.
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Unos cuantos años en la universidad de Camelot, en Excalibur. Por lo demás, no.
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Bueno, ¿tiene usted alguna concepción de la ciase de cosa a la que se va a dedicar? - El vikingo espacial encendió su encendedor y fumó-- Usted sabe, claro, lo grande que es la Antigua Federación. Conoce las cifras, es decir, ¿pero significan algo para usted? Sé que no lo significan ni siquiera para un buen número de grandes hombres espaciales. Hablamos a la ligera sobre de diez a cien energías, pero imaginalmente seguimos contando: ((uno, dos, tres, muchos». Un navío en el hiperespacio marcha a un año luz por hora. Se puede ir de aquí a Excalibur en treinta horas. Pero uno podría enviar un mensaje por radio anunciando el nacimiento de un hijo y éste sería padre cuando fuera recibido. La Antigua Federación, donde usted piensa cazar a Dunnan, ocupa un volumen espacial de doscientos billones de años luz cúbicos. Y en eso usted quiere buscar a un hombre y a un navío. ¿Cómo va a lograrlo, lord Trask?