El castillo de lindabridis (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

Página 24 de 66

entrañas de aqueste monte,
que los sirviese de tumba,
y vuelvo a escuchar gemido,
penas, lástimas y angustias,
me informan voces sonoras
que a la obscuridad nocturna,
como si ella fuera el alba,
alegremente saludan.
Y aun no paran mis sentidos,
contentos con una duda;
pues extrañan lo que ven
mucho más que lo que escuchan.
¿A la boca de mi albergue
fábricas de arquitectura
tan hermosa que las piedras,
aun más que la luz, alumbran?
¿Aquí fuentes y jardines,
espejos, cuadros, pinturas?
¿Duermo o velo, sueño o vivo?
Mas ¿qué dudo que en confusas
imágenes haga el sueño
estas sombras y figuras? Ä
Bárbaros dioses de un Fauno
que a las sangrientas y duras
aras vuestras consagró
cuantos mortales la inculta
playa de esta isla tocaron,
dadme favor, dadme ayuda;
que una admiración me ciega,
que una deidad me deslumbra,
una beldad me suspende,
y todo un cielo me turba.
¿Si es la diosa que este templo
habita? Sí; ¿quién lo duda?
No en vano, pues, la adurmieron
voces que los vientos sulcan,
fuentes que las flores mojan,
arroyos que el prado cruzan,
copas que el aire detienen,
auras que mansas murmuran,
hojas que apacibles suenan,
flores que sus plantas buscan;
pues voces, fuentes, arroyos,
copas, vientos y hojas mudas,
todos dicen que ésta es
la diosa de la hermosura.
Mas otra duda me queda;
¿si es viva o si es escultura,
adorno de estos jardines?
Que para todo hay disculpa;
para estar viva, en dar muerte
a quien a su luz se junta;
para estar muerta, en dar vida
a quien sus milagros busca.
Luego si da vida y mata,
si da muerte y asegura,
para dar vida y dar muerte
estará viva y difunta.

Llega a tomarle la mano a LINDABRIDIS


¿Atreveréme a tocar

Página 24 de 66
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: